A un año de la llegada del Covid-19 al país, José M. Lizzi, Líder de Ganadería de CREA, analiza los impactos positivos y negativos de la pandemia sobre el sector agroganadero argentino. Además, expone el panorama actual de las exportaciones, las perspectivas para el negocio del feedlot y la hacienda de invernada; y el rol de CREA como referente sectorial.
Cumplido un año de pandemia en el país, ¿qué balance puede hacer sobre sus efectos en la industria ganadera argentina? La pandemia tuvo varios efectos en el sector ganadero. Si bien se trató de una crisis global, algo completamente fuera del radar y de alto impacto, pasaron aquí cosas llamativas. Por ejemplo, que pese a la pandemia y a todas las complicaciones de logística, hasta noviembre de 2020 tuvimos las faenas mensuales más altas desde la liquidación de 2009. Esto significa que la cadena funcionó pese a todo. Se pudo trabajar y los frigoríficos adoptaron rápidamente protocolos sanitarios que les permitieron seguir operando casi normalmente. Tanto el mercado interno como el externo estuvieron bien provistos de carne. El segundo punto importante es que realmente expuso fragilidades del sistema comercial internacional y de las relaciones comerciales de Argentina con el resto del mundo. Por ejemplo con China, veníamos de un contexto de suba de precios el año anterior, con precios récord de los cortes que se exportaban allí. Pero en diciembre 2019 el mercado empezó a frenarse, y luego los precios se desplomaron. Las exportaciones empezaron a caer y aparecieron problemas comerciales, como cambios en los requisitos de los embarques y en los precios. Por el lado de Europa, el aprendizaje fue que al mermar la actividad de los rubros hotelería y gastronomía, la demanda resultó fluctuante, y así también los precios. Esto prende alertas hacia el futuro y expone nuestra fragilidad al no tener acuerdos bilaterales como tienen otros países exportadores de carne. El tercer punto destacable fue el manejo interno de la crisis sanitaria. Mientras que en otros países bajó el consumo de carne, acá se sostuvo o se incrementó. En el gasto de los argentinos primó todo lo relacionado con la alimentación. Por otro lado, la emisión monetaria impactó directamente en la ganadería de carne, principalmente en las categorías de cría, animales jóvenes, vaquillonas, cuyos precios venían bastante deprimidos. De repente empezaron a generar un interés mucho mayor, porque la gente quería cubrirse ante una inminente devaluación. Esto generó un desajuste entre los eslabones de la cadena. A su vez la pandemia generó el detonante de un cambio cultural que aún no terminó. La gente se tuvo que acomodar a una nueva normalidad, muchos tuvieron que trabajar desde las casas y descubrieron el Zoom. Todo esto baja barreras, fronteras y brinda acceso a información. También se dieron cambios culturales en dimensiones como educación, relaciones humanas, funcionamiento social y e- commerce. Hoy, por ejemplo, hay carnicerías que venden por Internet. Se empezó a reformular el comportamiento del consumidor y con esto también el del proveedor. En 2020 tuvimos récord de exportaciones de carne vacuna traccionado por la demanda China, pero en enero 2021 esta demanda bajó y los precios no son los esperados ¿Qué riesgos se corren con una “China dependencia”? Hay un componente estacional en la demanda china, ya que compra mucho previo a las celebraciones del año nuevo chino, que se da en el último bimestre/trimestre del año. Hoy nuestro comprador internacional más importante en volumen de toneladas y en facturación es China. El riesgo es alto, al tener 75% de lo exportado en volumen (toneladas peso producto) destinado a un sólo mercado, en este caso China, aunque sean cortes de más bajo valor, se genera una dependencia del cliente y también le transfiere a este más poder de negociación. ¿Y cómo podría mitigarse estos efectos? Para evitar esto se requieren políticas de comercio exterior estratégicas. Argentina perdió varios mercados por el cierre de las exportaciones. Luego recuperamos algunos y abrimos otros, pero sin adoptar una visión estratégica a largo plazo. Lo que nos gustaría a todos los actores de la cadena de valor de la carne es que haya más desarrollo de nuevos mercados, más acuerdos bilaterales, y políticas de reducción de aranceles. ¿Qué perspectivas conlleva la apertura del mercado mejicano? Siempre abrir mercados es algo positivo porque si se diversifica la demanda, se diversifica el riesgo, porque cada mercado está sujeto a comportamientos diferentes. Además, todo esto tiene un efecto contagio, a medida que se abren más mercados es más fácil que se sigan abriendo otros, comienza a generarse una dinámica distinta. Igual sabemos que desde los anuncios hasta que se concretan los acuerdos pasa un tiempo. 2020 fue un año complicado para el negocio del feedlot ¿cree que hay posibilidades de revertir o mejorar la situación en el corto-mediano plazo? ¿Cómo? En realidad, el año pasado el negocio del feedlot fue malo para el que salió del negocio a destiempo. Tuvimos un incremento muy fuerte del ternero que casi no paró de subir en todo el año, y recién el novillo reaccionó en el último trimestre. Para los que compraron ternero caro y salieron antes de la suba del novillo el negocio fue malo. Para los que salieron después de la suba no fue malo, fue bastante bueno, pese al aumento del precio del maíz. Si tomamos un plazo desde hoy al próximo otoño 2022, no parece fácil de revertir. El ternero está actuando como resguardo de valor, su precio sigue subiendo y ya está desacoplado del negocio. Por otro lado, el precio de futuro del maíz sigue sostenido por arriba de los 170 dólares hasta mayo 2022. Por el lado de la demanda no parecería haber nada que indique mejoras en el poder adquisitivo del consumo interno en el corto plazo. ¿Qué alternativas se abren entonces? El feedlot no va a desaparecer, pero es probable que haya que repensar el modelo de negocio. Hoy, una de las estrategias es apostar a que haya una nueva suba del gordo, por el faltante que hay en este momento sobre todo de gordo liviano. Eso permitiría mejorar los márgenes de un engorde a corral desde el destete hasta terminación. Otra opción es recriar a pasto, de manera más económica. En este caso el proceso de engorde se hace más largo y demora más en llegar al mercado, reduciendo la oferta instantánea lo que sin duda presiona sobre los precios. Esto es lo que estamos viviendo desde el último trimestre del año pasado y por eso los precios reaccionaron en el mercado del gordo también. ¿Qué podemos decir con respecto al mercado de hacienda de invernada? El precio de la invernada está desacoplado del negocio y su comportamiento hoy responde más a una perspectiva financiera que al negocio per se. Muchos compran terneros porque quieren dejar su dinero invertido en activos físicos, tratando que no pierda valor contra la inflación. Con un gordo a $175, no es lógico que alguien compre terneros a $270 o $300 como pasó estos días en varias regiones del país. A su vez, en 2017 dejamos de crecer en vacas y a partir del año pasado empezó a disminuir el stock de vientres con una caída interanual de 788 mil cabezas entre vacas y vaquillonas de 2020 respecto al 2019. Por otro lado, los índices reproductivos no se han modificado hasta el momento, con lo cual empieza a caer despacito la oferta del total de terneros destetados del país. Se espera una caída sea del orden de 500/600 mil terneros menos que el año pasado, lo cual sobre un destete de 14,8 millones de terneros es muy importante. ¿Cómo está parada la Argentina frente a los requisitos de los consumidores globales cada vez más exigentes en términos ambientales y sociales? Si bien Argentina viene trabajando en estos requisitos, el cortoplacismo recurrente de ver cómo salvar el año, no nos permite enforcarnos como quisiéramos en las cuestiones más estratégicas. Pero hay varias iniciativas que trabajan las cuestiones ambientales, para determinar por ejemplo la huella de carbono, y las emisiones de Gases de Efecto Invernadero. Está trabajando muy bien la Mesa Argentina de Carnes Sustentables, y también en cuanto a las buenas prácticas ganaderas, se trabaja dentro de la red de buenas prácticas agropecuarias. Son todas iniciativas plurales, multiinstitucionales representadas por distintos ámbitos de la sociedad. La base de construcción es amplia: están la ciencia, las ONG, los bancos, los supermercados, consumidores, etc. A partir de esa construcción colectiva se empieza a pensar cómo ir atendiendo estas demandas. El consumidor global todavía no está tan preocupado por este tipo de cosas. Aún en países de alto poder adquisitivo, el primer atributo que todavía define la compra de un producto, además de la preferencia por alguna cuestión de calidad, sigue siendo el precio. Pero a similitud de precio, si yo sé que el producto es ambientalmente amigable, socialmente responsable o tiene algún atributo diferencial, la gente lo prefiere porque ya sabe de qué se trata. El consumo responsable está en pleno desarrollo. Hoy no es determinante pero si lo será en el corto plazo. ¿Cómo contribuye CREA al desarrollo del sector ganadero argentino? ¿Cuáles son los proyectos más destacados para 2021? La principal contribución de CREA para el sector ganadero argentino es ser un referente sectorial. Lo que nos marca cómo ser referentes es producir o trabajar integrados a la comunidad, ser innovadores y sostenibles. Sostenibilidad con una fuerte mirada ambiental pero también desde las otras dimensiones como la económica y la social. El productor CREA tiene un perfil específico. En general son ganaderos empresarios con buena formación profesional, muchos de ellos grandes, con escala para tomar decisiones diferentes. Más de la mitad de los miembros actuales de CREA tienen un perfil de desarrollador o adoptador temprano de tecnología, tienen espíritu innovador y asumen los riesgos de hacerlo. Todas esas cuestiones hacen que el miembro CREA hoy se posicione en un lugar de ser referente. Otras contribuciones implican el aporte de información o soporte en los espacios institucionales, como el IPCVA, la Mesa Argentina de Carnes y la red de buenas prácticas agropecuarias, entre otros. Con su vasta red de productores, CREA constituye una gran red de información de terreno para saber qué está pasando en el campo argentino. Son 1800 productores, desde el NOA a La Patagonia, que aportan y comparten información. Esto nos brinda una visión muy amplia del sector y conlleva un relevamiento permanente de datos único. En cuanto a los proyectos más destacados, ganadería tiene tres líneas de trabajo y distintos objetivos referidos a eso. Respecto a lo que es técnico nosotros estamos mirando permanentemente información de lo que es análisis sectorial: Outlook ganadero, indicadores sectoriales, que son abiertos a público en general y el resto son espacios internos de CREA. También desarrollamos tres líneas de trabajo: a) una relacionada con ganadería y ambiente b) otra tiene que ver con todo lo que es tecnología digital y c) la tercera tiene que ver con lo que llamamos “bioeconomización”, o con procesos que agreguen valor en origen. ¿Qué consecuencias puede tener el déficit hídrico presente hoy en muchas regiones ganaderas del país? Venimos de un año que fue heterogéneo en lluvias y, prácticamente desde de marzo 2020, se hablaba de que vendría “La Niña” y traería déficit hídrico. Todo eso fue preparando algunas decisiones. Luego se atenuó el efecto en muchos lugares por doble vía, en parte por esta preparación y en parte porque no fue tan severa la sequía en gran parte del país. En algunas zonas fue más dura, con lluvias más escasas pero los efectos fueron más locales y no tuvo un gran impacto a nivel de todo el sistema. En los lugares donde faltó agua habrá algún punto menos de preñez, habrá terneros más livianos y probablemente una entrada al invierno un poco más complicada que puede condicionar la retención de hacienda en esos campos. Pero eso hoy no tiene la suficiente severidad ni extensión como para que tenga un impacto a nivel de sistema de todo el país. ¿Cómo vislumbra que estará el stock de vientres en 2021? ¿Habrá una reducción? Nuestra previsión del último Outlook de diciembre 2020 era que iba a haber una reducción no muy importante, pero si una reducción de vientres. Lo importante para nosotros es ver que se empiece a consolidar una tendencia. La tendencia hasta 2107 fue claramente de retención, venía creciendo el stock de vientres y recuperándose luego de la liquidación brutal del 2009. En ese momento deja de crecer y comienza una tendencia a liquidación producto del estancamiento del precio tanto de la vaca como del ternero durante el 2018. Durante 2019 se da un fenómeno extraordinario que fue el incremento del precio de la vaca gorda, por momentos muy cerca del valor del novillo. Todo esto impulsado por la demanda de China, que fue lo que frenó esa incipiente liquidación. Entonces, producto de los buenos precios de la vaca de refugo, el que tenía que vender esa vendió menos, gracias a la demanda china. En realidad, China no promovió una liquidación de vacas, sino que promovió una retención porque hubo que vender menos vacas para pagar las cuentas en un contexto de bajos precios del ternero. Así llegamos al 2020, donde se recomponen el precio de la vaquillona preñada, el precio de la hembra joven de reposición y el precio de la invernada y se da vuelta el sistema. Ahí cambia la expectativa del criador y eso empieza a sostener una salida del negocio. De alguna manera, cambió la expectativa del negocio de la cría pero no lo suficiente como para que se dé la retención.
30-03-2021
El Instituto de Promoción de Carne Vacuna Argentina difundió recientemente un estudio que analiza la imagen que tiene la población argentina del campo. El trabajo realizado también interpela a nuestra sociedad sobre los conceptos de sustentabilidad y hábitos alimenticios, ambos con relación al sector ganadero. En tiempos de virtualidad, donde las redes sociales cobran cada vez mayor relevancia como formadoras de opinión, resulta clave destacar los aspectos positivos del consumo de carne y conocer en profundidad las conversaciones que tienen lugar en las redes. Para ello, entrevistamos a Adrián Bifaretti, Jefe de Promoción Interna del IPCVA.
Un reciente informe del IPCVA arroja que un 63 % de la población argentina tiene una imagen buena o excelente del campo. ¿Podría desarrollar esta idea? Sí. Le preguntamos a la gente qué opinaba del campo en una escala de imagen buena, excelente, mala o regular. El 63% de este universo confirmó que tiene una imagen positiva y, lo interesante, es que esto es transversal a los niveles socioeconómicos. El campo está siendo bien visto independientemente de la situación económica de la gente. ¿A quiénes entrevistaron para el estudio? El estudio sale de un panel online que hacemos cada dos meses y es representativo de toda la población argentina. Luego vamos segmentando los resultados por zona. El campo tiene muy buena imagen en Capital Federal y en las partes del país más vinculadas al campo, las áreas más rurales. En donde peor mide es en GBA, pero aun así la imagen es positiva. ¿Por qué cree que hoy es buena la imagen del campo? Un factor que creo puede haber contribuido a afianzar esta buena imagen es que durante la pandemia no se generaron problemas de desabastecimiento en el sector agropecuario. Además, con todos los temas relativos a la escasez de dólares que rigen hoy, la gente ha tomado conciencia de la importancia estratégica que tiene el sector agropecuario en la generación de divisas. De hecho, se trata de uno de los sectores mejor posicionados, gracias a su competitividad. Creo que con una adecuada política y el apoyo necesario podría ayudar al país a salir de la crisis, como tantas veces lo ha hecho. Sería importante aprovechar esta buena imagen y también difundirla ¿no? Sí, totalmente. El mismo sector agropecuario se está dando cuenta de la importancia que tiene comunicar de manera profesional y cada vez mejor. En nuestro informe se ve que, al mes de enero, la Argentina ocupaba el sexto lugar de uso de horas internet a nivel internacional (haciendo una comparación de la media mundial). En cuanto al uso destinado a redes sociales, estaba en quinto lugar. En el segmento de los más jóvenes, los ¨centennials¨ (de 16 a 25 años) ocupaba el primer lugar a nivel mundial de tiempo dedicado al uso de redes sociales. Esto nos lleva a ver que todo lo que empieza a conversarse o discutirse en el ámbito de las redes tendrá indudablemente cada vez mayor incidencia en la vida real, en la formación de opinión o en el comportamiento de la gente. Digamos que las redes llegaron para quedarse… ¡Sin dudas! El IPCVA tiene una historia muy rica en todo lo relativo a estudios de mercado y análisis del comportamiento de la gente. Hoy creemos que si todo pasará cada vez más por lo que se discute en las redes sociales, entonces hay que investigar a fondo qué piensa la gente de algunos temas y cómo plasma esas opiniones en conversaciones. ¿Cómo está la relación carnívoros y veganos en el país hoy? La Argentina sigue siendo un país carnívoro: 66% de nuestra población está definida como carnívora pura, 3% son vegetarianos, 2% son veganos y 30% son flexitarianos (aquellos que aún consumiendo carne tienen intención de ir disminuyéndolo). Justamente ese es el segmento que nos interesa seguir de cerca para acotar esa merma, ese flujo de consumidores que se van perdiendo. Y también cuidar y afianzar a los consumidores carnívoros. ¿Qué rol juegan los veganos en las redes? El tema del maltrato o del sufrimiento animal está al tope de las preocupaciones de los veganos, y hoy las redes amplifican mucho la voz de estos movimientos activistas veganos o ambientalistas. Y también la de aquellos influencers o celebridades que comulgan con estos temas, todas estas problemáticas empiezan a amplificarse. Desde el instituto estamos tratando de comprender esta dinámica para meternos cada vez más en la conversación. Creo que hay que destacar siempre el lado positivo, es decir, qué tenemos para contar sobre la ganadería en relación al medio ambiente, a la salud. Un punto importante es difundir qué significa la carne desde el punto de vista nutricional, por qué no hay que abandonar el consumo de carne. Hay enormes oportunidades para ir por ese camino y nosotros trabajamos con referentes locales e internacionales. Hoy trabajamos en redes sociales con el Dr. Jorge Tartaglione, presidente de la Fundación Cardiológica Argentina. Y también hemos trabajado hace unos meses con Alberto Cormillot. Ambos profesionales plantearon desde una postura más científica o profesional lo que significa la carne desde el punto de vista médico y nutricional. ¿Qué lugar buscan ocupar entonces en cuanto a lo comunicacional? Hoy la carne tiene que adaptarse a las nuevas tendencias, saber convivir y ser inteligente en cómo defender su lugar. No hay que entrar en debates o discusiones porque no tiene ningún sentido y es más probable que se pierdan más espacios de los que se ganen. Hay que respetar la libertad de elección, pero eso no quita que, del lado de quien promociona un producto tan noble e inmerso en la cultura y el corazón de los argentinos, pueda aprovechar sus beneficios nutricionales, o la cuestión emocional que implica comer un asado con los amigos o la familia. Esa es una ventaja de la carne que no tiene una dieta vegana. ¿El consumo de carne bajó durante la pandemia? Si uno lo analiza en términos históricos o estadísticos obviamente que hay un descenso estructural. Pero no nos olvidemos nuestra realidad económica en un país con un alto índice de pobreza, con la crisis que venimos arrastrando y una pandemia que ha cambiado el mundo. Sin embargo, yo valoro muchísimo que en una situación de pandemia y en un contexto en que la población tiene complicaciones económicas, podamos tener un consumo anual de 50 kilos por habitante por año. Según el estudio, ¿la mayoría de los argentinos consideran que la ganadería es una actividad sustentable? Los resultados del panel online del IPCVA demuestran que los argentinos asocian en general a la producción ganadera como una actividad sustentable. En este sentido, 62 % de las respuestas vinculan a la producción ganadera con una actividad sustentable, solo un 14 % piensa que no es sustentable y un 24 % de las personas encuestadas no tiene conocimiento del tema o no se sienten en condiciones de dar su opinión. En general, la asociación de la sustentabilidad de la ganadería con la posibilidad de llevar adelante la actividad sin perjudicar el medioambiente suele provenir de aquellas personas que poseen una mejor imagen del campo. Hoy con la pandemia y el parate industrial que hubo, ¿quedó comprobado que la ganadería no es contaminante? Si uno vincula el tema de la sustentabilidad solamente a la emisión de gases, y eso se relaciona a la ganadería, es ahí donde los cuestionamientos o las culpas hacia la ganadería pueden ser más importantes de parte del sector que desconfía de su sustentabilidad. Pero hay estudios y trabajos científicos que demuestran que los suelos ganaderos argentinos tienen un balance de carbono positivo, o sea, que se secuestra más carbono del que emite. ¿Es sólo cuestión de contarlo? Sí, en parte sí. Aunque ya son muchos los que cuestionan las metodologías que se utilizan a nivel internacional para medir la sustentabilidad por considerar que están desactualizadas. Además aducen que éstas fueron definidas por sectores que tienen otros intereses o más poder de lobby que la propia ganadería. Si bien esa metodología quedó como validada, no es la que refleja la realidad de la ganadería hoy. ¿Qué habría que resaltar entonces? Hay que contar que la ganadería, que históricamente fue un sistema agropecuario, ha sido fuente de vida en los establecimientos argentinos. Todo lo que tiene que ver con la biomasa que se genera en las raíces del suelo de cualquier sistema pastoril es sinónimo de vida y ahí es donde aparecen los otros aspectos de la sustentabilidad. Un sistema ganadero te permite mejorar la sustentabilidad a lo largo del tiempo, podés llegar a disminuir la erosión y mejorar la estructura del suelo, los ciclos del agua, etc. ¿Los indicadores ambientales ya son una barrera de acceso a muchos mercados? La ganadería tendrá que plantear todas estas cuestiones que no podrá ignorar porque los mercados externos, sobre todo Unión Europea, serán cada vez más exigentes con este tema y aparecerá el requerimiento de tener que cumplir con una política ambiental para venderle a determinado país. La Unión Europea y viene trabajando con esto y por eso se pondrán cada vez más exigentes con el tema. ¿Cuál es el mapa de las exportaciones hoy? Después de la primera etapa de la pandemia y luego de la complicación que tuvimos con China, ellos retomaron la importación de carnes. Si bien necesitan cubrir un hueco grande de toneladas de cerdo que no tienen, las cotizaciones han caído un 30% interanual. Hay que agradecer que China mantiene viva la rueda de la exportación de carne, llevándose casi 76% de todas las exportaciones de nuestro país, pero el tema de precios está complicado. China hoy en día lidera el comercio mundial de carnes. Es tal la potencia y la fuerza que no nos queda otra que ser China dependientes en este momento. Luego hay otros mercados como Israel o Chile, pero que nos compran un porcentaje muchísimo menor. Estados Unidos ha hasta un 5% de las exportaciones de nuestro país. En cuanto a la Unión Europea, habrá que ver como sigue el tema de los rebrotes de Covid-19, porque en algunos países se plantea volver atrás con la apertura de restaurantes y eso afecta a nuestra carne de mayor valor como la Cuota Hilton. Sería interesante entonces promocionar estos cortes de valor en China, ¿no? ¡Claro! En esa línea y pensando en el mediano y largo plazo estamos trabajando desde el IPCVA con acciones de marketing en el mercado chino, haciendo mucho hincapié en trabajar en redes sociales y con influencers famosos en China, en enseñar cómo usar la carne argentina con los métodos de cocción chinos. Más allá de que estén consumiendo más, los chinos no tienen la cultura de comer carne. Por eso, si bien tuvimos que suspender las ferias agroalimentarias hemos continuado con acciones de promoción importantes en el mercado chino por internet para introducir nuevos cortes. Esto implica un desafío porque usan otras redes (We Chat y We Work son las más fuertes) y otras aplicaciones. Además, ellos están modificando a una velocidad incluso mayor que otros países el tema del comercio electrónico, eso implica nuevos desafíos en materia logística, cómo vas a trabajar con los importadores, etc. ¿Qué opina del nuevo mercado de Cañuelas? Estoy al tanto de esta propuesta que incluye una modernización tanto logística como ambiental (paneles solares, planta de efluentes, recuperación del agua de lluvia, etc.) y creo que esas cuestiones van a jugar muy a favor con todo lo que tiene que ver con la comercialización de hacienda. Hoy partimos de una imagen complicada del imaginario que tiene la gente sobre el transporte de hacienda. Por eso hay mucho por comunicar y comentar de este tipo de cuestiones que marcarán un cambio en lo que respecta a la parte ambiental. El cuestionamiento de tener el mercado adentro de la ciudad ha golpeado varias veces, pero hoy se podrá mostrar una imagen mucho más de campo vinculada a la comercialización de hacienda. Llegamos entonces al tema del bienestar animal Sí, es un tema que abordamos en el estudio y encontramos una diferencia entre quienes sienten culpa cuando los animales van a faena y quiénes no la sienten. Quienes sienten culpa (que es la minoría en la Argentina) les resulta más difícil interiorizar en el concepto de bienestar animal y quienes no la sienten identifican más fácilmente el concepto de bienestar animal con buena alimentación, buena crianza, buen hábitat, buen mantenimiento de la salud de los animales, darles confort, etc. El salto cualitativo que dará el nuevo mercado permitirá mostrar un antes y un después, una evolución, y tendrá más motivos de comunicarse con aquellos que están más abiertos a recepcionar el concepto de bienestar animal.
22-10-2020
En los últimos diez años, la producción de carne bovina en la Argentina aumentó un 24%, las exportaciones de carne vacuna se multiplicaron por cuatro y el consumo aumentó un 9%. En este escenario, Fernando Canosa, Director de Conocimiento Ganadero, consultor y productor agropecuario; analiza el presente del sector agropecuario argentino y desarrolla los principales desafíos a enfrentar para seguir creciendo.
¿Cómo está hoy el sector ganadero argentino? Nuestro sector ganadero está trabajando activamente, los animales siguen produciendo, comiendo y rumiando. Siguen gestando y dando terneros, y los que tiene que recriar siguen haciéndolo. Lo que preocupa son los cierres de provincia, con permisos que muchas veces no sirven. Estos están dificultando seriamente la producción al impedir el traslado de insumos, productos, contratistas, profesionales, empresarios, etc. De no resolverse rápidamente la situación, se pone en juego la producción futura. ¿Cómo afectó la pandemia al consumo de carne? Si bien internamente hubo algunos cambios, el consumo en sí no se ha resentido tanto. Obviamente lo que cayó fue todo el consumo relacionado con restaurantes y hoteles. El consumo familiar se mantiene, con menor demanda de todo de lo que tiene que ver con los cortes parrilleros (asado, vacío, matambre y achuras) y con un aumento en algunos cortes que son más de consumo familiar. De todos modos, esto va variando cada semana a medida que se permiten nuevas actividades sociales y comerciales. ¿Y a las exportaciones? En cuanto a las exportaciones, veníamos con una China muy entusiasmada de fines del año pasado y, en marzo, cuando llegó el Coronavirus a la Argentina, surgieron algunos problemas sanitarios. Afortunadamente estas cuestiones ya se acomodaron y el mercado se ha ido recuperando. Lo mismo ocurrió con las exportaciones a la Unión Europea, que habían caído mucho, pero de a poco se fueron restableciendo. De todos modos, estamos en un mercado muy volátil, dependiente de la pandemia en cada país, región. Ahora si dejamos de lado la pandemia y analizamos el negocio de las carnes a nivel mundial, vemos que la demanda insatisfecha estructural de carne continúa y va a continuar de cara al futuro. Lo que ocurre son cierres momentáneos y circunstanciales en función de cómo ha ido avanzando la pandemia en cada país. Lo que vemos en este momento, comparado con los anteriores es que las exportaciones son más altas, cada mes va superando al anterior. Desde ese punto de vista no podemos decir que haya graves problemas. Lo que se complica un poco más es la parte logística y las cuestiones sanitarias tienen mayores costos que antes, desde el punto de vista de las certificaciones sanitarias. La industria frigorífica es una industria esencial, pero también es una industria de mano de obra intensiva. Desde ese lugar, ha sido muy importante lo que hicieron los gremios de la carne junto con los industriales y el gobierno. Se generaron protocolos que permitieron que el nivel de contagios de la industria frigorífica no cobre la importancia que tuvo en otros países y se pueda seguir trabajando bien. Se está trabajando con todos los protocolos necesarios, tanto a nivel productivo, como a nivel industrial, como en el ámbito de la comercialización. Todos estamos poniendo nuestra cuota de esfuerzo para que no deje de llegar el alimento a la mesa de los argentinos. ¿Qué pasó con la Cuota Hilton? El 30 de junio era el fin del ejercicio de la Hilton y quedó poco por cumplirse. No se pudo cumplir el cupo completo de la cuota por un problema de cierre de los mercados en el marco de la pandemia. Pero ya se está trabajando normalmente y exportando cuota Hilton sin ningún tipo de inconvenientes, solo sujeto a los vaivenes de la pandemia. ¿Por qué y cuánto creció el comercio mundial de carnes en los últimos años? En los últimos 20 años, la producción de carnes aumentó un 21% a nivel mundial y las exportaciones crecieron un 77%. Este crecimiento puede explicarse, en parte, por el fuerte aumento de la demanda china, mercado que pasó de no importar carne a importar 8 millones de toneladas en los últimos 8 años (entre 2012 y 2020). Es decir que el comercio mundial sufrió un quiebre a partir de 2012, cuando China “sale de lleno a la cancha”. A partir de entonces, la demanda china creció ininterrumpidamente, mientras que el resto del mundo siguió firme en el consumo de carne vacuna. Pero al entrar un nuevo jugador, con una nueva cantidad de bocas, donde 40 millones de chinos pasaron a ser clase, por año, y por ende a cambiar sus hábitos de consumo, se generó un aumento del consumo permanente. El equivalente a “una argentina entera” por año pasa a comer carnes, leches aceites y demás en forma importante. Si bien se habla mucho de la peste porcina, ya haca 10 años que China determinó que no tenía los recursos naturales para producir carne vacuna, con lo cual iba a importarla. Esto resulta fundamental porque más allá de la fiebre porcina, China tiene una demanda estructural de carne vacuna, firme y positiva hacia el futuro. A esto se le sumó a partir de 2018 la peste porcina. Con lo cual, si China tenía 400 millones de cerdos y se murió alrededor de la mitad, entonces la carne porcina que le falta la irá abasteciendo con la carne que pueda, ya sea porcina, aviar o vacuna. Esto agigantó la demanda que ya tenía el gigante asiático. Pero el resto de los países que también consumen carne vacuna argentina, como la Unión Europea, Israel, Chile, Brasil y Estados Unidos siguen comprando como lo venían haciendo, China es una demanda agregada a lo que ya teníamos. ¿Qué posibilidades tiene la Argentina de convertirse en un gran proveedor de esta demanda sostenida? En el único lugar del mundo adonde hay posibilidades de crecimiento en la producción de carne vacuna es en el hemisferio sur, con los países del Mercosur: fundamentalmente Brasil y Argentina y, en menor medida, Paraguay y Uruguay. El resto de los países del mundo que son productores de carne están ya maduros y no pueden crecer. Entonces, este aumento permanente de la demanda de carne vacuna solo puede ser atendido desde el Mercosur. La carne de calidad vendrá de Argentina y la carne en cantidad, de Brasil. La Argentina nunca va a competir por volumen, ya que no tiene los volúmenes de Brasil para poder competir en cantidad de carne. Nosotros vamos a ocupar el lugar de las carnes premium, vamos a competir en las carnes de calidad. Este es el mercado al que tenemos que apuntar. Si circunstancialmente el año pasado entramos a vender en China brazuelo por ejemplo, es porque originalmente había un solo protocolo abierto con este mercado, que eran las carnes congeladas sin hueso. Ahora que ya tenemos el protocolo de carne enfriada y congelada, con hueso y sin hueso, estamos en condiciones de vender las carnes de mayor calidad y, seguramente, esto seguirá creciendo a futuro. Ya algunos grupos de productores empezaron el año pasado a vender carne de calidad a China a 18 mil dólares la tonelada. Sabemos que por el rodeo que tenemos podemos competir con carne premium. Como exportadores no llegaremos en los primeros tres lugares; ocupados por Brasil, Australia y Estados Unidos. En 2014 estábamos en el lugar número 12, después de Bielorrusia, hoy estamos en el sexto lugar, y seguiremos. ¿Cuáles son los principales problemas que afronta el país a la hora de aumentar la producción? Argentina tiene muchas posibilidades de crecer, pero tenemos dos cuestiones fundamentales por mejorar: el nivel de destete y la falta de pasto. Por un lado, estamos produciendo 62 terneros cada 100 vacas cuando países competidores, con la cría a cielo abierto como es Australia, están en 78%. Estados Unidos está arriba de 87% de niveles de destete. Esto significa que nosotros no tenemos ningún impedimento para llegar a los valores, sino que tenemos que hacer una serie de correcciones para poder alcanzarlos. El otro tema, que no es menor, es que nosotros estamos vendiendo animales de menor peso de faena que otros países. Australia o Uruguay, que tienen sistemas de producción parecidos a los nuestros, están en 250 kg la media res mientras que nosotros estamos en un promedio de 225/7 kg o sea que tenemos también ahí un factor importante para creer. Si Argentina crece en mayor cantidad de terneros, y en vez de vender la media res a 225 la vende a 250 puede llegar a producir en una primera etapa 5 millones de toneladas -hoy estamos en 3.100.000 - y, en una segunda etapa, podemos llegar a los 7/8 millones de toneladas. Por otro lado, la Argentina tiene un importante problema de falta de pasto. El pasto disponible por año apenas alcanza para poder tener ese 63% de destete, pero no es suficiente como para subir el nivel. Entonces el primer problema por resolver es obtener mayor cantidad de pasto. Esto llevará a mayor consumo de maíz ya que hoy nuestro país tiene un sistema de producción que utiliza pasto más grano integrado. Para poder utilizar esta gran cantidad de granos que producimos necesitamos tener más pasto, para que nuestros rodeos de cría y recría tengan el alimento necesario para poder lograrlo. Las posibilidades de crecimiento están dadas, cuando se ve cuál es el diferencial de pasto que tienen los planteos medios de producción, nos encontramos con que hay un 50% más de producción de pasto. Finalmente, además del tema del pasto, hay que resolver problemas sanitarios, del manejo de rodeo cría, de revisación de toros y de prevención de enfermedades. ¿Cómo estamos con el peso de la faena? Allá por el año 2007/2010 se promovieron muchos engordes a corral subsidiados (animales de 300 kilos), para promover la producción de carne y que no aumentaran los precios. Esto llevó a cierto cambio en el consumo de las grandes ciudades, que empezaron a privilegiar al animal más chico. Esto fue cambiando en los últimos tiempos y de a poco empezaron a aumentar el peso. Este será el año de quiebre porque en función del aumento del precio del ternero lo que está pasando es que el invernador, para diluir ese aumento de precio, tiene que darle más kilos, con lo cual irá de nuevo acomodándose a un consumo de un animal un poco menos liviano. Muchos grupos sostienen que los rumiantes son los mayores culpables de la generación de gases de efecto invernadero. ¿Qué piensa al respecto? Sabemos que todos los rumiantes generan gas metano por el tipo de digestión que hacen. Y por suerte que lo hacen, ya que son los únicos que tienen la capacidad de digerir la celulosa. Los mayores contaminantes del mundo son todo lo que proviene de energías fósiles (petróleo, electricidad, etc.) pero a muchos les resulta más fácil echarle la culpa de la contaminación a las vacas que cambiar los hábitos de consumo. Además, cuando uno hoy ve las imágenes de los satélites de las grandes ciudades que estuvieron frenadas industrialmente a raíz de la pandemia se ve que la contaminación bajó muchísimo durante el período de parate. Otro tema con respecto a los rumiantes es que pocos hablan de lo que captan de carbono, los pastizales/pasturas donde se encuentran, porque todo esto se genera en el hemisferio norte, donde tienen pocas posibilidades de captación de carbono porque está super poblado. Pero, concretamente, en lo que respecta al Mercosur y a la Argentina en particular, estamos en condiciones de demostrar que la cantidad de carbono que secuestramos -a través de todas las pasturas, los bosques, las selvas y de todos los animales que están pastando en el ambiente- no solamente es mayor que lo que emiten los rumiantes, sino que secuestramos más carbono que todos los gases de efecto invernadero que se emiten en conjunto en la Argentina. O sea que la Argentina y el Mercosur están en condiciones de demostrarle al mundo que somos carbono positivos, porque es más lo que secuestramos que lo que emitimos. Usted trabajó como coordinador de la Mesa de las Carnes y como y coordinador nacional de ganadería de AACREA durante 13 años. ¿Cómo acompañan estos equipos el crecimiento del sector? Tuve la suerte de trabajar más de 30 años en AACREA. Empecé como asesor, llegué a coordinador regional y luego fui coordinador de ganadería durante 15 años. Transité mucho el tema ganadero y realmente me genera gran admiración todo lo que aportó y aporta el movimiento CREA para poder ayudar al crecimiento tecnológico y de la producción de carnes. En cuanto a la mesa de las carnes, tuve el honor de integrar el equipo fundador (2015) y realmente fue una gran iniciativa del sector de la producción y la industria frigorífica. Hoy estamos sentados en una misma mesa los productores, industriales, consignatarios, gente de las asociaciones de criadores y los gremios (de la carne y empleados rurales). Tenemos una agenda común y se trabaja fundamentalmente sobre los consensos. Esto ha sido fundamental y es crucial de aquí para adelante, porque hubo un trabajo público-privado muy interesante durante el gobierno de Cambiemos y este trabajo sigue. La mesa pasó su etapa fundacional, renovó sus coordinadores y todas las instituciones siguen trabajando codo a codo, haciendo propuestas en función de una agenda común, como para que siga mejorando el negocio de las carnes para la Argentina toda. ¿Cuáles fueron los principales logros? Uno de los principales logros fue la apertura de mercados. Se hizo mucho hincapié en promoverla y hubo muchos avances en los últimos años. Dos de los ejemplos más relevantes son, el tema de Estados Unidos y también China, con todo lo del protocolo de carne enfriada congelada, con hueso y sin hueso. Además, lo que tiene que ver también con el convenio Mercosur-Unión Europea, que también es muy importante para la industria de la carne. También se avanzó con la informalidad, ya que el negocio de las carnes está en una situación bastante complicada respecto al tema. Se avanzó mucho y resta mucho por lograr, pero se sigue trabajando. También se avanzó en toda la parte de protocolos sanitarios con Senasa y hubo cambios importantes en relación con el tema de la trazabilidad. Otro logro fue una evolución en con transparentar información. Se promovió el DT electrónico y se logró. En un momento se lograron sacar las retenciones, pero en 2019 volvieron para todos. Esperemos que en un futuro cercano desaparezcan para un producto que tiene tanto valor agregado como la carne. Algunos mercados son cada vez más exigentes en cuanto a requisitos ambientales y de bienestar animal. (Por ej. Acuerdo Europeo Verde de la UE) ¿Cómo está parada la ganadería argentina en este escenario? La producción ganadera de esos países que demandan bienestar animal y buenas prácticas provienen del hemisferio norte, donde los animales están en situación totalmente diferente a la nuestra. Estados Unidos, por ejemplo, puede tener muchos meses de nieve. Nosotros no necesitamos hacer nada en especial porque los animales están a cielo abierto los 365 días del año y tenemos toda una serie de tecnologías amigables con el medio ambiente, como la siembra directa con animales a pasto y un muy bajo uso de fitosanitarios. Lo que nos estaría faltando a nosotros es no sólo decir que somos buenos sino demostrarlo, dejarlo por escrito, protocolizarlo. Creo que con todas las cuestiones nuevas de la pandemia esto se va a acelerar y en breve podremos demostrar lo que somos. ¿Cree que es el momento de abrir nuevos mercados o fidelizar algunos ya preexistentes a los que exportamos en menor medida? ¿Cuáles serían? Como norma tenemos que abrir todos los mercados que se pueda. Es preferible que haya muchos mercados abiertos y nos estén demandando carne, a elegir a qué mercados sí y a cuáles no queremos exportar. Después venderemos a los que nos pagan más y valoren más nuestras carnes. Cuántos más mercados se abran mejor y lo que tenemos que buscar es vender carne de calidad. A la argentina no le tendría que interesar vender carne para hamburguesa o para industria, sino los cortes premium. Tiene que ser un producto caro, que se exhiba en las mejores góndolas del mundo y sea consumido por todos aquellos que estén dispuestos pagar por un producto premium.
02-09-2020
Eduardo Crouzel, Gerente del Centro de Consignatarios de Productos del País (CCPP), nos cuenta cómo nació la actividad consignataria en la Argentina y desarrolla su evolución a través de los años. La importancia que cobró esta figura en el negocio ganadero y su contribución al proceso de formación de precios. Además, expone cómo trabaja el Centro en el marco de la pandemia, para acompañar a un sector que sigue más activo que nunca.
¿Cuándo y cómo surgió la figura del Consignatario? La figura del consignatario surgió como una imperiosa necesidad de optimizar la operatoria comercial del productor. Es quien efectúa las ventas a nombre propio, pero como mandatario de aquel. Resultaba entonces una conveniente extensión administrativa del hombre de campo, que favorecía el ordenamiento de toda la documentación vinculada a su actividad. La actividad tal como la conocemos hoy, data de 1850. Anteriormente había almacenes de ramos generales o comerciantes que trasladaban productos desde el interior a la capital para ser exportados. En sus comienzos era más importante la venta de cueros y lana que de animales vacunos en sí. La del consignatario fue una de las primeras figuras legisladas en el Código del Comercio. Se transformó en una pieza clave, el nexo entre la gente del campo y el comercio en la capital. Al estar a cientos de kilómetros, muchos productores le confiaban su hacienda al consignatario, para que obtuviera el mejor el precio. En un momento, estos actuaron como verdaderos “bancos” que, a través de las famosas “libretas de giros”, ayudaron a muchos productores e incluso les financiaron compras de campos. Además, colaboraron con la colonización del país. Hubo casas consignatarias que compraron grandes extensiones de tierras y luego trajeron los colonos, como hizo por ejemplo Tomás Devoto en la provincia de La Pampa. (Estancias y Colonias Trenel) ¿Cuándo surgió el Mercado de Liniers que hoy conocemos? Dentro de la actividad principal del consignatario, que hoy es la venta de hacienda vacuna, hubo distintos mercados. El primero estuvo en Parque Patricios. Luego, cuando la actividad creció, se trasladó al actual Mercado de Liniers, inaugurado en 1901. En principio el lugar funcionaba como matadero, y luego empezó a operar como mercado. La hacienda llegaba por ferrocarril o arreo con los famosos reseros, y ahí mismo se faenaba. Después se erigió el frigorífico Lisandro de la Torre, hasta que en los años 80´ se prohibió la faena dentro la capital federal (excepto para los frigoríficos que solo procesan la carne) y se demolió. ¿Qué rol cumple hoy el Centro de Consignatarios y cómo fue evolucionando en el tiempo? Las primeras casas consignatarias eran emprendimientos individuales. A partir del crecimiento comercial del país, se generó la necesidad de organizar una entidad de empresarios que tuviera la fuerza necesaria para defender el sector. Resultaba crucial generar políticas que permitieran continuar con el libre comercio. Así fue como un grupo de casas fundó el Centro de Consignatarios de Productos del País, en 1912, y la actividad cobró mayor relevancia. Hoy nuestro rol principal es interactuar con todos los órganos, tanto públicos como privados, para defender tanto a la actividad, como a los productores. Ya llevamos más de 100 años de trabajo sostenido con esa misión. ¿Qué otras actividades realiza el Centro de Consignatarios? También fuimos precursores en el tema de Buenas Prácticas Ganaderas. En un principio existían la comisión de Buenas Prácticas Agrícolas, que funcionaba en la Bolsa de Cereales y les propusimos funcionar en conjunto. Entonces se creó una exclusiva de ganadería, con el Centro de Consignatarios como coordinador, y la participación activa de 36 entidades nacionales y provinciales de todo el país. En junio del año pasado, en el marco de la Exposición Rural de Palermo, presentamos la Guía de Buenas Prácticas Ganaderas. Hoy los consumidores necesitan asegurarse el cumplimiento de las normas que garanticen la inocuidad de los alimentos. Asimismo, que no haya animales golpeados o maltratados durante su traslado. Actualmente el Bienestar Animal está pensado como una pieza fundamental para el acceso de nuestras carnes a los distintos destinos del mundo, por lo que seguimos trabajando el tema mediante encuentros virtuales. Además, participamos de una comisión de Medio Ambiente que trata sobre la absorción de la huella de carbono. Al campo siempre se lo culpó de ser contaminante por la emisión de gas metano que producen los rumiantes. Hoy, con el mismo rodeo que había antes de la pandemia, la vista satelital muestra que la contaminación mejoró, lo que permite cuestionar esta versión. Finalmente, participamos como Coordinadores en Seguridad Rural, desde la Mesa para la Prevención de los delitos Rurales. ¿Qué beneficios implica realizar una operación a través de una casa consignataria? Como representante del productor y, también, por su figura legal, el consignatario es el responsable de las operaciones en las que participa. Si un comprador se atrasa con el pago o directamente no paga, el consignatario responde con su patrimonio ante el productor. Siempre tiene que cumplir con los plazos pactados por su cliente. Por eso solo algunas Casas tan antiguas han podido sortear los momentos difíciles y las diversas crisis económicas del país. Su “expertise” abarca la actividad diaria del productor, un vasto conocimiento de la hacienda y también el conocimiento de los compradores a quiénes les vende, eligiendo al mejor postor para el producto ofrecido. Este conocimiento de los compradores resulta clave para saber adónde colocar la hacienda, y garantizarle al productor la mejor defensa de sus remisiones. ¿Cree que el rol del consignatario es valorado o muchas veces se subestima? Si bien los productores argentinos tienen distintas opciones posibles de venta, el consignatario ha mantenido históricamente su presencia comercial. Su participación sostenida en el orden del 60% del total de las operaciones, demuestra la importancia de la actividad. Dentro de la comisión que percibe el consignatario, está incluida la garantía que respalda que al productor le paguen. El consignatario puede venderle a productores, a frigoríficos o generar operaciones entre productores. Es un empresario que tiene acceso a todos los medios, y ha adquirido un conocimiento global de la actividad. Muchos incluso son productores y saben cómo trabaja la industria frigorífica, la venta de menudencias, etc. Por eso su conocimiento y asesoramiento son tan valorados. El establecimiento que busca ahorrarse los costos inherentes a la actividad consignataria y opta por vender directamente se acuerda del consignatario el día que el comprador no le paga. ¿Cómo participa el consignatario en el proceso de formación de precios? En este tema, al posibilitar la concurrencia de todos los operadores, la participación del consignatario resulta estratégica. El consignatario es federal, trabaja en todo el país: hay remates en el norte, en el sur, en el oeste, por todos lados. Esto abre un espectro de demanda que favorece una mejor formación del precio. Así, una función central de la actividad consignataria es la formación de precios. A diferencia de lo que ocurre en otros países del mundo, en la Argentina la demanda está atomizada y se defiende mejor la hacienda. En esa puja por llevarse el lote que precisa, se busca el mejor precio y, de esa manera, se generan los valores de referencia. ¿Qué lugar ocupa la casa Santamarina e Hijos dentro del grupo de los consignatarios? ¿Cómo es su participación en el centro? Siempre que me invitan a disertar sobre la figura del consignatario cuento la historia de don Ramón Santamarina, como ejemplo del compromiso que tenían con el productor agropecuario los precursores de nuestra actividad. La casa de Santamarina e Hijos es parte del Centro desde su fundación e incluso ha participado del directorio (que tiene amplia rotación de miembros). Con 130 años, es de las casas más antiguas que participan de la actividad consignataria en el país. La representación en su directorio ha pasado de generación en generación, lo que favoreció la persistencia de sus valores, conocimientos y tradición. El compromiso de la Casa, reflejado en esa forma tan correcta y personal con la que operan sus directivos, la ubica dentro de las firmas más serias y de mayor prestigio de la actividad. Los clientes la siguen eligiendo, porque se encuentran con los dueños a las 05:30 de la mañana en Liniers, luego en las oficinas del centro y también en los campos revisando la hacienda. ¿Qué opina de los remates online? ¿Muchos aún prefieren la actividad presencial? La actividad se ha aggiornado a todo lo nuevo, como los remates online, que comenzaron en zonas donde resultaban complicados los traslados de la hacienda. Primero se hicieron televisados y luego surgió Internet como una opción más económica. Oportunamente, tratando de ser creativos y para propiciar nuevas modalidades que optimicen el negocio para todas las partes, este Centro colaboró en el desarrollo de una alternativa de ventas por internet que llamamos ILiniers. Si bien a partir de la pandemia lo virtual creció, creo que seguiremos teniendo remates físicos por dos motivos importantes. Por un lado, porque son parte de nuestra tradición. Es el momento en que el ganadero se encuentra con sus vecinos, compara la hacienda, conversa y, a la vez, se relaciona con los martilleros y dueños de las casas que participan de los remates. Toda esta información y el momento compartido son muy valorados. Por otro lado, el mercado físico es el referente real de los valores. Esto es distinto en países como Brasil, donde no existe la figura del consignatario, y están atados a una industria concentrada en pocas empresas. O en Estados Unidos, donde tres empresas manejan el 80% de la faena del país. Vender a un frigorífico, vender en una feria, vender en un mercado local o vender por internet o por televisión; ningún formato reemplazará al otro, todos se complementan. La actividad seguirá creciendo y el Mercado de Liniers se mudará a Cañuelas hacia fin de año. El modo presencial seguirá funcionando y conviviendo con todas las nuevas estrategias que surjan. ¿Cómo cree que está transitando el sector estos momentos de Pandemia? ¿Podría estar afectada la faena futura? De ninguna manera. Porque desde el primer momento nuestro sector fue considerado como actividad esencial. El Gobierno Nacional quiere que la gente esté abastecida de carne. El Mercado de Liniers es el principal abastecedor de Capital y Gran Buenos Aires. Además, ahora con la pandemia cerró la venta física de muchos remates-feria cercanos a la capital y, en consecuencia, llega más hacienda a Liniers. El mercado constituye un eslabón muy importante de abastecimiento de carne para toda la población. El gobierno permitió que los frigoríficos operen normalmente, y por suerte casi no hubo casos de COVID-19. Si bien hay preocupación por el potencial pico, hay muy pocos casos en el sector. La faena de consumo de capital y GBA están a un radio de 35 km de la capital. Han seguido operando normalmente con los cual se mantuvieron los niveles de faena, no hubo liquidación ni nada por el estilo. Toda la gente que se desempeña el sector sigue trabajando normalmente. ¿Qué le falta al sector para seguir evolucionando? Con respecto a la producción, lo más importante es lograr una mejora en el rendimiento de carne por hectárea, para no tener que pensar necesariamente en una suba de stock. Eso se logra principalmente mejorando la primera parte del eslabón, que es la cría. La cría es la “fábrica de los terneros”. Cuando uno tiene mejores resultados de preñez y de parición, aumentando los porcentajes actuales que son bajos a nivel nacional, sube la producción significativamente. La cría, con el mismo rodeo, se aumenta mejorando los porcentajes de preñez, parición y destete. La otra alternativa es producir más kilos de carne por hectárea, pero siempre teniendo en consideración que no se puede llevar a un animal a un kilaje ilimitado. Se han difundido varios trabajos técnicos en los que se puede cuantificar los niveles de incremento en la producción con distintos escenarios cuando se mejoran estos índices. Hay que aplicarle tecnología al campo, como ya venimos haciendo. El tema de ser libres de vaca loca y libres de aftosa con vacunación es una gran evolución. Si le das de comer bien a la vaca y tenés buenos toros, con la sanidad que corresponde, podremos pasar de un promedio de 60/63% de destete a un 80%. El hecho de no tener que aumentar el rodeo permite una producción atomizada aprovechando mejor las características de los establecimientos. Se está trabajando en eso porque al productor le conviene, es un tema de rentabilidad.
06-07-2020
El productor agropecuario argentino está acostumbrado a subsistir en escenarios cambiantes. Ha tenido siempre la fortaleza y resiliencia necesarias como para sobrellevar sequías o condiciones climáticas adversas, cambios en las reglas del juego o fluctuaciones del dólar, entre otros desafíos. Hoy, frente a un momento inédito en la historia, queremos saber cuál es la situación de nuestro sector cárnico. Para eso, charlamos con Diego Ponti, especialista en mercados ganaderos, y responsable del área en la consultora AZ Group.
¿Hace cuánto tiempo trabaja como consultor/asesor ganadero? Mis comienzos fueron en la Subsecretaría de Ganadería del Ministerio de Agroindustria, en 2011. Durante 6 años trabajé y me formé en todo lo referente al mercado de ganados y carnes vacunas. A principios de 2017 di el salto al sector privado, dando inicio al área ganadera que hoy desarrollamos en AZ Group. Escenario 2020. Considerando las perspectivas que tenía el mercado ganadero hacia fines del año pasado ¿qué cosas se modificaron a partir de la llegada del COVID-19? ¿En qué medida? Mirando hacia afuera, la caída de exportaciones hacia China y Europa principalmente. No estábamos acostumbrados a renegociar contratos en el mar y postergar envíos. La parálisis de la actividad en restaurantes, hoteles y servicios de caterings impactó muy fuerte en el negocio, estos canales comerciales representan el principal destino de nuestra carne. Hacia dentro, un pico de consumo interno en marzo superior a lo esperado, el efecto freezer se hizo presente en los primeros días de la cuarentena. Desde lo operativo, el impacto se dio sobre los canales presenciales de comercialización, el cierre de plantas, y ciertas dificultades logísticas. ¿Cómo vislumbra la ganadería argentina a futuro teniendo en cuenta la tasa de extracción de los últimos tiempos? La tasa de extracción en los últimos años se ha movido en torno al 24%, lo cual desde ese punto de vista no veo alertas. Si me parece importe avanzar en la eficiencia productiva de nuestro rodeo, incrementar el destete, para que ese porcentaje pueda ser mayor sin comprometer el stock. ¿Considera que estamos ante una etapa de liquidación? En caso afirmativo, ¿cómo se podrían recuperar los vientres? No. Si bien datos recientes de existencias al 31/12/19 dan cuenta de una reducción del stock de vacas, hablamos de un -2,38% . Hemos recuperado la cantidad de vacas que teníamos en el 2007, esto permite cambiar los % de equilibrio clásicos que se ubicaban en torno al 45%. Por otra parte, crecimos en terneros, esto habla de una mejora de la eficiencia productiva, probablemente China nos dio una mano para limpiar parte del stock improductivo de vientres. Con respecto al mercado de hacienda de invernada ¿Cómo están los precios del ternero hoy? ¿Es lo esperable para la situación sanitaria actual? ¿Cuáles son las perspectivas a mediano plazo? Hoy la foto parece buena, llegamos a mayo y la invernada se mantiene firme. Ahora si analizamos la película hacia atrás, estamos un 8% por debajo del promedio de los últimos 6 abriles en términos constantes y un 29% por debajo del promedio en dólares. El sector criador ha sido el principal perdedor durante los últimos años. Sin embargo, si nos comparamos con la zafra 2019, hoy tenemos un mejor presente. ¿Cómo afecta el cambio de reglas de juego a nivel impositivo a los actores de la cadena cárnica? ¿Cree que nuestro país ha perdido competitividad con estas medidas? La presión impositiva resta competitividad y suma en la ecuación del negocio el concepto de “costo argentino”. Dentro de este costo se incluye todo el tiempo y energía que tenemos que dedicar para trabajar para el Estado, desde pagar impuestos a gestionar/planificar todo el universo impositivo, incluso hay actores que asumen el rol de agentes de retención de impuestos. Cuando te sobra tiempo podés dedicarte más a producir. Con respecto a la competitividad internacional este costo argentino ha sido tapado en los últimos años por una sucesión de devaluaciones. La carne no acompañó al dólar, entonces Argentina aún con la mochila impositiva se posicionó entre los países más competitivos del mundo. Me preocupa la pérdida de eficiencia productiva. Al desalentar la inversión, y cuando incrementar la producción implica más costos y riesgos que beneficios, esto resulta un problema. En cuanto al consumo interno de carnes, comenzó con buenos niveles a principios de la cuarentena ¿cómo cree que seguirá comportándose la demanda local en los próximos meses? No veo posible que se mantenga ese nivel de consumo inicial. En la primera fase de shock y reacción, se priorizó el abastecimiento por sobre la economía del hogar. A partir de ahora veremos un fuerte impacto en el bolsillo del consumidor interno y esto repercutirá en el poder de compra y consecuentemente en los precios. Hay medidas desde el gobierno para dinamizar la economía que seguramente amortiguarán la caída, pero no llegan a todos los segmentos de la población. ¿Cómo está hoy la relación consumo interno vs exportación? ¿Faltan políticas para fortalecer la producción? En el primer trimestre del año se ha exportado un 24% de la producción. En el período 2016-2019 la producción de carne ha crecido por debajo las exportaciones, por lo cual, la variable de ajuste fue el mercado interno. Para crecer en exportación y abastecer el mercado interno en cantidad suficiente y buenos precios, hay que aumentar la producción. Para ello es necesario, buenos precios al productor, financiamiento acorde a la biología de la actividad, y previsibilidad. Ninguna de estas tres condiciones se dio en los últimos años. Es clave el tiempo, para ganar confianza y generar expectativas positivas, lamentablemente la ganadería es una actividad de plazos largos en un país del día a día. Habiendo retomado sus operaciones comerciales con la Argentina, se prevé que China siga siendo nuestro principal comprador de carne durante 2020. ¿Es peligrosa esta “dependencia” de China? ¿Hay algún nuevo mercado que pueda abrirse en el corto-mediano plazo? Sin dudas China es y será nuestro principal cliente durante este y los próximos años. El fundamento más fuerte es que necesitan proteína animal, no tienen la capacidad de autosuficiencia en este rubro. Por supuesto que la dependencia de un comprador es muy peligrosa, sobre todo cuando ese comprador ha mostrado ser imprevisible. A fin del año pasado el gobierno chino intervino el mercado importador de carnes, y obligó renegociar contratos sobre cargas que estaban en altamar. Luego el coronavirus. Todavía nos quedan cartas por jugar. Tenemos que avanzar sobre Estados Unidos, y abrir Corea del Sur y Japón, hoy solo habilitado para Patagonia. Pero para ello también tenemos que hacer bien las cosas puertas adentro, estar a la altura de los más exigentes, demostrar solidez en lo sanitario y avanzar en calidad de carne. Hace rato se debate sobre la incidencia de las emisiones de carbono de los animales en el medio ambiente. Pero las mejoras ambientales durante la pandemia, con una ganadería activa, arrojan que esta influencia no era tan grande como se pensaba. ¿Qué piensa al respecto? Que hay que debatir con más datos y menos opiniones. ¿Cuánto emite de carbono la ganadería y cuánto captura? Empecemos por ahí, lo más básico. Por otra parte, el sector ganadero carece de comunicadores con llegada a la opinión pública, y solo recibe los golpes sin poder articular su defensa. ¿Qué podría hacerse desde la práctica ganadera para ser más sustentables? Un buen ejemplo sería incorporar las prácticas de economía circular a la producción. Trabajar sobre la reutilización de desechos. Ya hay varios establecimientos en el país que han dado el primer paso generando su propia energía a partir de desechos e incluso abastecen de energía a sus alrededores. Después, todo lo que es Buenas Prácticas de manejo animal y cuidado ambiental se irán incorporando por decisión propia o por reacción. Cada vez son más los clientes que hoy nos piden respuestas en estos sentidos. La generación de valor y la construcción de la marca requieren incluir el propósito ambiental en la agenda de nuestra empresa.
06-05-2020
El establecimiento Santa María se encuentra en Pellegrini, Buenos Aires, una zona agrícola por excelencia. Sin embargo, las nuevas generaciones decidieron apostar a la ganadería, nos cuenta Pablo Etcheberry, uno de los dueños de la cabaña y socio fundador de PensAgro. Esta startup, que ofrece soluciones creativas y simples para la ganadería, surgió justamente de la búsqueda de alternativas tecnológicas que faciliten el manejo y permitan ahorrar tiempo de trabajo.
¿Cuándo empezó esa pasión que transmite por el Pastoreo Racional y la ganadería, en apoyo a la Conservación de los Recursos y las Buenas Prácticas? Arrancó como algo que me gustaba mucho en ese momento. En el colegio agrotécnico en el que estudié, en Darragueira tuvimos en 5to año la posibilidad de trabajar en el tambo. Me llamaba mucho la atención el hecho de cambiar de parcela dos veces por día, las altas cargas que se manejaban, y cómo rebrotaba con fuerza el pasto tras sacar la hacienda hacia la parcela siguiente. La Conservación de los Recursos y las Buenas prácticas están en mi ADN, nos enseñaron a cuidarlo desde muy temprano, así fuimos educados en casa. ¿Se anima a desarrollar lo que hace puntualmente en su sistema productivo? Hacemos un sistema de Ciclo Completo en el cual nos damos cuenta que el mayor beneficio está en el manejo, por sobre cualquier otro factor. El manejo es lo que más impacta dentro de un sistema ganadero, frente a la genética y la fertilidad. Si bien estos dos factores no dejan de ser importantes, impactan poco con respecto a la carga. Con buen manejo podemos aumentar la carga y, manejando la carga, podemos aumentar nuestra producción de kilos de carne por hectárea. Nuestro sistema se basa en tener la mayor carga posible. Se hacen 4 cambios por día, con las vacas de cría, con agua en la parcela para aprovechar la bosta producida y que quede en el suelo. Tengamos en cuenta que 400 vacas dejan 8000 kilos de bosta por día. Los americanos hablan de una “WinWin situation”, donde por cuidar el ambiente, tenemos un montón de seres vivos que nos ayudan a enterrar la bosta, descomponerla, y hacerla desaparecer, con las ventajas que eso conlleva, como las larvas de moscas y huevos de parásitos. En 5 años hemos desparasitado únicamente dos veces. ¿Cómo surgió esta startup? ¿Quiénes la componen? ¿Qué necesidades del mercado vino a completar? Surgió como una necesidad propia de falta de tiempo, de tener que hacer las cosas más rápido para poder llegar a hacer otras cosas. Se me ocurrieron algunas ideas y se las propuse a mi amigo, y hoy socio Nicolás Schroeder, con quien las llevamos adelante. La startup se propone que cada hora tenga el mayor aprovechamiento posible, viene a completar el tiempo que no tenemos. Con la vela automática me ahorro un viaje al campo a la mañana y con las tranqueras, el ahorro en embrague y combustible al dar rollos es muy significativo. Cinco rollos dados por día, abriendo tres tranqueras, es una hora con 20 minutos para eso, sin contar el embrague y combustible. La jeringa es muy útil para no encerrar los animales en la manga. ¿Qué productos patentaron desde PensAgro? ¿Cuál es el enfoque de los mismos? Patentamos la vela y la tranquera. La jeringa no es invento nuestro, pero la implementamos y fabricamos en el país. Es una jeringa telescópica que nos sirve para tratar animales de forma individual en el lote, vacunando para diarrea en los terneros por ejemplo o con ivermectina. Nuestros productos están bien enfocados, si bien hoy quizás el 95% de los productores no los necesiten, porque la ganadería argentina actual está netamente enfocada al sistema bien extensivo. Cuando veo un pastoreo intensivo al viajar por la ruta me llama mucho la atención. El día que esto sea al revés, significará que la ganadería está yendo para adelante. ¿Qué beneficios obtiene un productor al incorporarlos a su sistema de producción? Está probado que el pastoreo extensivo tiene que trabajar con bajas cargas, mirando los índices reproductivos de preñez, destete y kilaje al destete, esperando que sea de 230 kg. Nosotros miramos algo totalmente distinto: sabemos que con un 87% preñez y con una alta pérdida al destete, podemos competir con cualquier campo de punta, por la carga. Los resultados individuales en este sistema son negativos frente al extensivo, pero en la hectárea, la producción es mayor. Quien necesita el producto compra nuestros productos directamente. ¿En PensAgro, ofrecen algún servicio además de los productos que venden? Hasta hace un tiempo no ofrecíamos ningún servicio adicional. Pero ahora estamos asesorando y desarrollando campos, que quieren pasar de la clásica producción extensiva a la producción intensiva. Y lo hacemos implementando tanto productos nuestros, como otros que ya existían. ¿Qué tipo de mantenimiento tienen los implementos? ¿Cuál es su vida útil? Los productos no tienen ningún mantenimiento. Sólo tienen que estar el 40% del tiempo al sol, como mínimo. La garantía es de seis meses, pero la duración esperada de los equipos es muy larga. ¿En qué lugar está parado el productor argentino frente a la innovación tecnológica? ¿Estamos muy lejos de los países con mayor desarrollo? El ganadero está parado en el mismo lugar que cualquier otro ganadero del mundo. La ganadería es una actividad que no se ha desarrollado mucho a nivel global. El mayor avance fue la IATF y DEPS. ¿Exportan? ¿Tienen pensado hacerlo en un futuro cercano? Estamos exportando a muchos países. Tenemos un representante en Australia y Nueva Zelanda, y hemos hecho envíos a Sudáfrica, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, México, Estados Unidos y Canadá. Y en Austria y Holanda tenemos algunos clientes particulares. ¿Cuáles son sus objetivos para este año? ¿Tienen pensado incorporar nuevos productos, perfeccionar alguno de los actuales? Si. Tenemos pensados varios nuevos productos para sacar al mercado. De hecho, hay algunos que necesito con urgencia acá en el campo. El tiempo y el dinero de inversión son un tema a considerar. Cuando uno puede hacer más en menos tiempo, puede aumentar la producción. Se dice de antaño que hace falta un empleado cada 600 vacas. Hoy en el campo hemos tenido 700 con un solo empleado, y trabajando dos horas por día. ¡Tal vez el día de mañana puedan ser 2000!
15-04-2020
Además de productor ganadero, Víctor Tonelli es consultor privado en temas de ganados y carne y administrador de fideicomisos de cría y engorde. Fue Vicepresidente de Estancia y Cabaña Las Lilas y dos veces Presidente de la Asociación Argentina de Industria de Carnes. También fue Vicepresidente de la Asociación Argentina de Producción Animal, entre otras entidades de la producción. En esta nota, el especialista en ganadería analiza la evolución del sector y el escenario actual que plantea la retracción de la demanda china..
¿Cómo fueron sus inicios en el sector ganadero? Me inicié profesionalmente allá por el año 1971 en las empresas Comega SA y Estanar SA, que en ese momento eran líderes del sector ganadero. Actualmente, escindidas, son Ea y Cabaña Las Lilas, Bellamar SA, Estanar SA y La Elisa SA. ¿Cuáles son las transformaciones más importantes que sufrió el mercado desde ese momento? ¡El mercado ganadero sufrió transformaciones enormes! Recuerdo, por ejemplo, que la primera vez que fui a la estancia La Leonor, en Chaco, el ganado era mayoritariamente cruza Angus y las marcaciones no pasaban del 65%. Hoy esa misma estancia, que trabaja con la raza Brangus, llevó ese índice al 82%. El Brangus como asociación recién se formó en 1978 y tuve el honor de ser Director de la primera Comisión Directiva. Otro ejemplo fue Bellamar, cercana a Miramar (Buenos Aires), que tenía poca agricultura y ganadería de lanares. Hoy es mayoritariamente agrícola de alto rendimiento y con excelente stock vacuno. En cuanto a la tecnología, cuando me inicié en la ganadería recién se hacía inseminación artificial (IA) en baja escala y con extracción de celo diario, mientras que actualmente esta práctica es masiva. Lo mismo sucede con la transferencia de embriones, que se ha vuelto cotidiana y tantos otros avances con los cuales podríamos escribir un libro. ¿Qué lugar ocupa hoy el mercado ganadero argentino en el mundo? Nuestro país ocupa actualmente el 5° lugar en exportaciones, detrás de Brasil, Australia, Estados Unidos e India. Esto es positivo ya que entre 2010 y 2015 estuvimos caídos del ranking. Creo que, en términos de calidad, sustentabilidad y recursos humanos, se encuentra claramente liderando el proceso, pese a que el entorno político y económico casi siempre fue adverso. Teniendo en cuenta que China absorbía el 75% de las exportaciones argentinas de carne vacuna. ¿Cómo cree que será el proceso de redistribución de los envíos? ¿Qué mercados aparecen como potenciales? ¿Cómo ve las perspectivas para exportar a Rusia o Colombia en el corto mediano plazo? China seguirá siendo por muchos años el principal destino para las exportaciones de todos los países del mundo. El faltante de carnes es de tal magnitud que, una vez resuelto la pandemia del Coronavirus, continuará liderando la demanda. Rusia siempre fue un mercado alternativo, complejo en exigencias y de precios bajos; por lo tanto poco competitivo frente a otras alternativas. Colombia no sirve como mercado para exportar carne, pero sí genética -particularmente Brangus- ya que nuestro rodeo es altamente valorado por sus criadores. Por otro lado diría que, además de los mercados a los que ya proveemos, Estados Unidos, Japón, Corea y México serían los desafíos más interesantes para desarrollar. ¿Cómo afectan al mercado externo las nuevas resoluciones arancelarias impuestas en el país? ¿Y al mercado interno? Sin duda las retenciones siempre afectan al precio neto, y por lo tanto reducen significativamente los ingresos y márgenes, quitando competitividad frente a otros competidores que, además de no tener retenciones, muchas veces tienen subsidios directos o indirectos. Adicionalmente, Argentina ha avanzado muy poco en la generación de convenios comerciales con bloques o países que permitan reducir las altísimas tasas de aranceles para introducir los productos. Como ejemplo, basta mencionar que, fuera de 20.000 TN, la que sigue para entrar en Estados Unidos debe pagar 26% sobre valor CIF, o en la Unión Europea, que la Cuota Hilton que es “privilegiada” paga 20% de arancel, o Japón con 38,5% y China con 12% cuanto nuestros competidores más desarrollados comercialmente, como Australia o Estados Unidos pagan la mitad o a veces 0. ¿Hay riesgos de que las exportaciones de carne vacuna se reduzcan en detrimento de las porcinas o aviares? No veo riesgo, sino una tremenda oportunidad, hay mercado para todos y estamos en eso. El año pasado el conjunto de las 4 carnes exportó 1,15 millones de toneladas, cuando 5 años atrás no llegaba a sumar 500 mil. Creo que todas tienen una enorme oportunidad y es fundamental seguir trabajando en la apertura de mercados, negociaciones de aranceles y cuotas y, por supuesto en eficiencia productiva y competitividad. Nuestra marca, “carne argentina”, es muy fuerte a nivel mundial. ¿Cuál es el panorama actual para la Cuota Hilton y la Cuota 481? Para la Cuota 481 el escenario es complicado porque desde enero de 2020 el volumen disponible para Argentina, Uruguay, Australia, Nueva Zelanda y Canadá bajó un 40%, luego de que la Unión Europea se la concediera unilateralmente a Estados Unidos. Por ser muy atractiva (ingresa con arancel 0) la oferta supera la cuota otorgada y, a pocos días de ser asignada trimestralmente, se cumple. Llegar tarde implica pagar aranceles superiores al 40% del valor de la carne. Respecto de la Cuota Hilton, siempre ha sido un negocio muy importante, particularmente en la integración de valor del novillo y lo seguirá siendo y además, a diferencia de la 481, la administra el país. ¿Cómo ve a la ganadería argentina en cuanto a tecnificación y tecnología, conciencia ambiental y manejo sustentable? En cuanto a los dos primeros temas, el país cuenta con tecnología de punta disponible, probada por aquellos ganaderos con mentalidad empresaria (que representan el 30/40% del total). Respecto a lo segundo, los temas ya están en agenda, pero resta aún un largo camino que implica compatibilizar las demandas mundiales con el quehacer cotidiano. Si analizo el progreso en los últimos 3 a 5 años, creo que fue importante; pero si miro todo lo que falta me asusto… En relación con esto último ¿se está haciendo algo para minimizar los gases de efecto invernadero que genera el sector ganadero? En este punto es importante clarificar que, a diferencia de lo que ocurre en otros países, particularmente del hemisferio norte, la ganadería argentina es neutra o incluso positiva en términos de balance de emisión y secuestro de GEI, gracias al manejo extensivo y pastoril. Respecto de lo que se está haciendo, es bastante fuerte el compromiso de entidades como AACREA, AAPRESID, la Mesa de Carne Sustentable, ahora las Bolsas de Cereales con el programa Carbono neutro, etc. Se ha avanzado mucho en los últimos años y nos falta comunicarlo mejor pero en términos generales diría que, desde el punto de vista de la sustentabilidad y cuidado del medio ambiente, la ganadería en Argentina está muy por encima de la media mundial. ¿Cómo está la relación hoy maíz/novillo, y cómo impacta eso en el resultado del negocio? Hoy en particular, con la baja provocada por el impacto del corona virus y, en menor medida, la fiebre porcina africana con menor consumo de alimento para cerdos en Asia, sumado al efecto retenciones, la relación no es tan mala como lo fue hace 2 meses atrás. Considero que bajo este escenario y frente a una cosecha cercana al récord del año pasado, esta relación, al menos desde el costo neto del maíz no limitará su trasformación en carnes. ¿Qué opina de la propuesta de hacer “cortes baratos” para el mercado local? En forma principista diría que no soy proclive a la intervención del mercado con ninguna medida que arranca como un bálsamo y termina convirtiéndose en arsénico. Basta recordar que ocurrió con el programa de “carne para todos”, que terminó en “carne para ninguno” luego de perder 10 millones de cabezas del stock. Dicho esto, creo que en circunstancias puntuales y seriamente manejado puede contribuir a resolver emergencias, como a las que apunta el programa de la tarjeta Alimentar u otros esquemas que permitan cubrir el segmento más desprotegido de la sociedad. En cualquier caso, lo importante es que sea con equilibrio y sin afectar la competitividad de la cadena.
18-03-2020
Catalina Boetto es una de las mujeres fuertes del sector ganadero argentina: tiene 32 años de trayectoria y una importante participación en la actividad productiva y el área académica. La flamante Secretaria de Ganadería de la provincia de Córdoba analiza la actualidad del sector, y expone qué desafíos se deberán sortear para alcanzar una ganadería más eficiente, sustentable, y cada vez más ligada al cuidado del ambiente y el bienestar animal.
¿Cómo fue su incursión en la ganadería? ¿Qué la llevó a seguir su camino en este ámbito? Desde que me recibí como Ingeniera Agrónoma en julio de 1986 supe que me iba a dedicar a la ganadería, siempre me gustaron las vacas. En ese momento comencé a trabajar con el Ingeniero Agrónomo Oscar “Cachi” Melo, referente en ganadería subtropical, que aumentó mi entusiasmo por la ganadería. Juntos comenzamos a desarrollar numerosas acciones relacionadas a la ganadería; entre ellas la creación de una raza, una consultora y desarrollo de software ganadero, entre otras actividades. Es la primera mujer que asume como Secretaria de Ganadería en la provincia de Córdoba. ¿Por qué cree que la convocaron? ¿Qué significa este reconocimiento para usted? Sí, soy la primera mujer en ocupar este cargo, cuando me convocaron no dudé en aceptarlo. Al no provenir de la política y haberme dedicado siempre a la actividad productiva y al sector académico, creo que este nombramiento es un reconocimiento a mi trayectoria. Lo viví como un halago y lo asumí con gran responsabilidad. Personalmente, he asumido el compromiso de desarrollar estrategias para fortalecer e incrementar la participación de colegas mujeres en distintos espacios y niveles de decisión. ¿Qué problemáticas se plantea abordar? Los problemas más importantes son aquellos relacionadas a disminuir el impacto ambiental de la producción ganadera, lograr que las acciones para esto puedan ser cuantificables a través de indicadores y que el productor pueda utilizar estos indicadores como herramientas de mejoramiento en el manejo de nutrientes, agua y residuos. ¿Cómo está hoy el sector ganadero argentino? ¿Cuáles son los aspectos a mejorar a nivel regional (Córdoba)? ¿Y en el nivel nacional? Bajo mi área se encuentran todas las producciones que generan proteína animal, es decir, bovina, porcina, equina, ovina, caprina y aviar. Los sistemas de producción de cada una de ellas tienen diferentes niveles de intensificación y eficiencia productiva. Particularmente, la producción bovina de carne, que es mi especialidad, tiene una eficiencia media a baja. La ganadería de Córdoba se encuentra como la media de la ganadería nacional, estancada desde el punto de vista de eficiencia productiva. Usted es parte de la empresa MBG Ganadería. ¿Qué beneficios le aporta al productor el software qué ofrecen? MBG Ganadería desarrolla herramientas que permiten hacer una “nutrición animal aplicada a la producción” bovina. Diseñamos y desarrollamos varios modelos de simulación de respuesta animal y formulación de dietas para todas las categorías bovinas que permiten planificar la alimentación y presupuestar recursos. El uso de estos modelos sirve para la planificación física y económica de los sistemas ganaderos. Estos programas son herramientas excelentes para la toma de decisiones en los negocios ganaderos porque confieren agilidad en el análisis de muchas variables en numerosos escenarios productivos y económicos. ¿Cuál es el rol clave que tiene la alimentación en vistas de alcanzar un sistema ganadero eficiente? La alimentación constituye la variable de mayor ponderación sobre los costos operativos, representando entre 50-75% de los costos de producción, por lo tanto, cualquier acción que incida sobre ella, tendrá un marcado efecto sobre la rentabilidad de la unidad de negocios. Es por esto que la alimentación debe priorizarse en la planificación de la empresa ganadera. ¿Cómo es la ganadería que se viene? ¿Qué desafíos enfrenta el sector? Si bien no estamos en un momento de buena consideración para la actividad, tengo una visión muy positiva de lo que sucederá con la ganadería. Creo que la ganadería bovina, sobre todo, es la que más va a contribuir a la sustentabilidad del sistema. A veces parecería una contradicción, por el impacto que tiene en el ambiente, pero creo que tiene mucho para contribuir. Primero, porque se puede hacer ganadería en áreas no cultivables, además porque produce alimentos de excelente valor y utiliza fuentes de energía y de proteínas que no pueden ser utilizadas por los humanos, transformándolas en productos de gran valor. Por último, un dato no menor, es generadora de mano de obra. Tiene un gran futuro que, por supuesto, será diferente. Será una ganadería sustentable y muy productiva, con cuidado del ambiente y bienestar animal. ¿Cómo se relaciona el campo argentino con la tecnología y la innovación? ¿Estamos atrasados con respecto al mundo? La actividad agropecuaria argentina es muy diversa. Existen sectores con alto nivel de tecnificación y eficiencia productiva, como por ejemplo la producción de maíz y soja, que se encuentran a la vanguardia en el mundo. En cambio, la ganadería bovina de carne, en Argentina, no es pionera en innovación ni en uso de tecnología. El productor ganadero argentino todavía no ha incorporado la trazabilidad individual, tal como tiene Uruguay. ¿Qué consecuencias le trae esta falta a nuestro sistema exportador? En los últimos años, la trazabilidad se ha ido convirtiendo en una exigencia excluyente para el comercio exterior de carne, particularmente en los mercados de alto valor. En estos ámbitos el producto debe llevar las garantías de certificación y trazabilidad confiables, que enmarcan no sólo el origen y procedencia sino también las manipulaciones de la industria frigorífica y transformadora. La falta de trazabilidad individual atenta contra el acceso de mercados de alto valor. ¿Cómo podemos alcanzar producciones ganaderas sustentables desde el punto de vista económico social y ambiental? El desafío para la cadena de la carne es tener en cuenta qué quieren los consumidores: un producto saludable, nutracéutico, con una composición química que mejore la salud y que también sea amigable con el ambiente y contemple el bienestar del animal. Sobre estos pilares nos tenemos que manejar y creo que por ahí pasa el desafío para la ganadería bovina. Usted es parte de la red de “Mujeres Rurales” argentinas. ¿Qué rol tienen hoy estas mujeres? ¿En qué medida cree que ha evolucionado con respecto al lugar que ocupaban 10 ó 20 años atrás en la actividad agroganadera? Mujeres Rurales argentinas surgió en el marco del G20, en relación con objetivos de trabajo referidos a equidad de género en lo digital, lo laboral y lo financiero. Argentina decidió incluir el desarrollo rural resaltando el rol de la mujer rural. A esta decisión se llegó teniendo en cuenta que un 43 % de la mano de obra agrícola está compuesta por mujeres, y que estamos involucradas en más del 50% de algún momento del procesamiento de los alimentos. El objetivo principal es transmitir a la sociedad los conocimientos y tareas que cada una realiza en su actividad, para tratar de mejorar en cada lugar donde nos encontramos la vida de la gente de campo. Este grupo permitió visibilizar y valorar a las mujeres rurales y su trabajo.
18-02-2020
El Ingeniero Fernando Vilella - ex decano de la Facultad de Agronomía de la UBA- se desempeña como Director del Programa de Bioeconomía de la FAUBA y presidente del Consejo Profesional de Ingeniería Agronómica (CPIA). En una entrevista completa, el especialista analiza el escenario actual del sector ganadero, y desarrolla la gran oportunidad que tiene la Argentina frente a la creciente demanda del mercado chino. Además, nos cuenta todo sobre lo que se viene: blockchain, biocombustibles, bioeconomía, nuevas tendencias y mercados.
¿Por qué cree que ha crecido tanto la demanda mundial de carnes? En las últimas décadas, centenares de millones de pobres rurales se convirtieron en clases medias urbanas, especialmente en los países asiáticos. El consumo mundial de carne pasó de 29 kilos per cápita en la década del 60´ a 57 kilos per cápita en la actualidad. Además, se duplicó la población mundial. Como consecuencia de estos dos factores, la producción global de carnes pasó de 87 a 430 millones de toneladas, multiplicándose casi por cinco el total de carnes consumidas. Por otro lado, la composición de la matriz de carnes cambió ya que creció el consumo de cerdo, de pollo, y también la piscicultura. Hasta el año pasado, China tenía la mitad de los cerdos del mundo, pero la fiebre porcina africana modificó radicalmente el escenario, reduciendo en 50% su población porcina. Esto hizo que que China se transformara – en el marco de un proceso de crecimiento de sus importaciones de carne vacuna- en un enorme aspirador de todo tipo de proteínas. Hoy más del 70% de las carnes argentinas vacunas van a China. ¿Cuántas toneladas importa China? En 2018 la importación de carne vacuna de China oscilaba entre el millón y medio y los dos millones de toneladas, teniendo en cuenta lo que ingresa por China, por Hong Kong y eventualmente algo que entraba vía Vietnam. Ese número estaba acompañado por unas quince mil toneladas refrigeradas de carne de alto valor, lo que sería equivalente a la cuota Hilton. ¿Qué cortes predominan? Inicialmente estamos hablando de categoría “vaca” y no de los cortes más caros, pero esta situación anómala está arrastrando a otros más sofisticados. En el último año, no sólo subió el valor del corte de categoría baja, sino que además el conjunto de cortes se amplió en forma extraordinaria para este año nuevo chino, finales de enero, y luego volvió al precio de un año atrás. En este contexto, ¿cuál es la oportunidad de la Argentina? Si bien China ya era el principal comprador de carne vacuna del mundo y de la Argentina, esto se intensificó fuertemente en los últimos meses. Creo que si el mercado de carnes de alta calidad se multiplica como lo hizo el resto de las carnes, o las cerezas, los arándanos y los autos sofisticados; el crecimiento puede ser significativo. Podría esperarse que, en unos años, China se convierta en el primer comprador global, no solo de cortes de baja calidad, sino también de los más sofisticados. ¿Cómo es este consumidor chino? ¿Cómo se podría captar/fidelizar? El consumidor sofisticado de China pertenece a la clase media más grande del mundo, compuesta por 440 millones de personas con un poder de compra equivalente a la media de Estados Unidos. Es un mercado en el cual la carne vacuna importada resulta un producto nuevo. Y la Argentina no está en ese ideario de calidad, porque ese consumidor chino no importaba carne y mucho menos de nuestro país. En la mente del nuevo comprador chino hay que construir la “marca Argentina”, que no está instalada. ¿Esto tiene precedentes? Sí, hay ejemplos de estas construcciones. Por ejemplo el trabajo que hizo Chile con sus cerezas mediante una política de promoción importante, logrando en 2019 vender más de mil millones de dólares de cerezas. Pudo armar este negocio desde los cincuenta millones de dólares en seis años. Construyó un formato en la mente del consumidor chino, asociando el producto a la buena calidad. Hay que instalar una marca -eventualmente marca país de Argentina- que permita asociar nuestros productos a sistemas naturales de producción. ¿Y cómo se podría implementar esto? Hay que construir en la mente del consumidor chino una imagen de la carne argentina asociado a parámetros ambientales positivos (que los hay). Pensemos que en Beijing la gente sale todos los días a la calle con barbijo por la contaminación que existe. Entonces, si somos capaces de unir nuestros sistemas productivos con un sistema natural, con siembra directa y nuestros suelos y atmósfera poco contaminadas etc., sin dudas ese esfuerzo dará resultados, porque tendremos un rasgo diferencial. Hay trabajos del INTA que demuestran cómo la huella de carbono y la huella hídrica de los sistemas productivos argentinos, especialmente los ganaderos, son mucho mejores que las de cualquiera de nuestros competidores. Es un trabajo de largo plazo, que debería realizar de manera mancomunada todo el conjunto del sistema productivo ganadero argentino. Es el momento ideal para hacerlo, dada la necesidad de China de importar carnes en grandes volúmenes. De todas maneras siempre es bueno tener mercados diversificados ¿no? ¡Sin dudas! Lo peor que nos podría pasar es repetir la experiencia inglesa de los 30´, cuando el Reino Unido decidió no comprar carne argentina, o cuando tuvimos problemas en ciertos momentos con la Unión Europea. La gran ventaja es que los países asiáticos están creciendo, y los árabes también. A finales del siglo XX, el 50% de todos nuestros productos agroindustriales exportados iban a Europa , hoy esta cifra no es más del 25%. Hemos diversificado nuestra oferta exportable: hay un porcentaje importante que va a China, otro a los países de la ASEAN, también a la India y a los países árabes. La A SEAN, que es el grupo de los países del sudoeste asiático, hoy resulta muy atractivo (Filipinas, Indonesia, Vietnam, Singapur, Malasia, etc.) Por ejemplo, nuestro principal comprador de trigo, que era Brasil, pasó a ser Indonesia en estos meses. Para maíz y harina de soja, hoy el principal comprador es Vietnam. Es un mundo distinto que ya se refleja en nuestras exportaciones; hay que entender esa dinámica y responder de la misma manera con las carnes. ¿Y Japón? Con Japón se pudo avanzar y hoy podemos enviar carne del sur, de la zona libre de aftosa sin vacunación, algo que antes no se podía hacer. Además, Japón habilitó a Uruguay, que es libre con vacunación, lo que sienta un precedente importante para que el resto de nuestro país se incorpore a la exportación de carne vacuna a Japón. Y si se abre Japón, se abre Corea que tiene las mismas normativas. ¿Esta diversificación de mercados también tiene que ver con los cortes exportados? A ver… ¡el asado nadie te lo va a pagar mejor que un argentino! Ciertos cortes para milanesas y el asado deberían quedar en el país, mientras que Israel o Rusia son buenos mercados para los cortes delanteros, y eventualmente China. Los cortes más sofisticados hasta ahora iban a la Unión Europea, con cuota Hilton. Pero habría que trabajar para que de aquí en adelante también se exporten a Japón, China, Corea, etc. La estrategia debería ser diversificar mercados y colocar cada corte en aquel lugar donde por cultura o por consumo sea más valorado. ¿Cómo está el consumo interno hoy? Si sumamos vacunos, porcinos, aves y corderos, hay solo 4 países que consumen más de 100 kilos de carne y uno de ellos es la Argentina. Los otros son Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda. En cuanto a los bovinos, el único que hoy consume más carne vacuna que Argentina es Uruguay. ¿Cuáles son los aspectos a mejorar del sistema de producción pecuaria local? La Argentina tiene un potencial genético importante que no se muestra por falta de trazabilidad individual (hoy es por tropa) y por la ausencia de ciertos rasgos, así como la falta de seriedad institucional del país. Me refiero a no haber alertado problemas sanitarios en su momento. Durante nuestro último episodio de fiebre aftosa, la Argentina tardó mucho tiempo en denunciarlo, mientras que Uruguay lo hizo inmediatamente. Este tipo de cuestiones hacen que un kilo de novillos para exportación valga 40-50% más en Uruguay que en Argentina, en dólares. Argentina tiene un potencial enorme porque la calidad de nuestra carne es muy buena pero estos problemas institucionales han acechado contra la posibilidad de mejorar la inserción de nuestro país en los mercados. ¿Acá entra el tema del blockchain? Desarrolle un poco este proyecto. Sí, el blockchain es parte de una estrategia que estamos trabajando en equipo, analizando cómo podemos instalar este sistema en el país. Su gran ventaja es que constituye un sistema para trazabilidad que es inviolable. En la medida en que cada uno de los actores va volcando información, ésta no puede ser modificada. Así, el consumidor final podría hacer un trazo muy preciso sobre qué pasó con ese animal desde que nació hasta que llegó al plato donde lo van a consumir. Argentina tiene algunos pasos previos, mientras que en Uruguay ya hace 10 años que se hace trazabilidad individual con los sistemas tradicionales. Esperemos poder dar un vuelco tecnológico, incorporando este sistema de trazabilidad. ¿En qué instancia de desarrollo está este sistema? Es incipiente. Se está aplicando En algunas cadenas comerciales de granos y en algunos supermercados, para ciertos productos. Estamos en los comienzos, pero creo que tiene potencial y preveo crecimiento hacia adelante, ya que la trazabilidad se convertirá pronto en una exigencia de los mercados más sofisticados. En un futuro no tan lejano, creo que las proteínas pseudo carnes que provienen de vegetales tendrán presencia en el mercado, pero cubrirán el consumo más popular y barato (lo que hoy es consumo de hamburguesas). La carne, tal como hoy la conocemos, tendrá un consumo más premium, que exigirá trazabilidad y certificación. Todo lo que tenga que ver con estos requisitos permitirá valorar aquellos productos de alta calidad que tiene la Argentina, pero que hoy no cubren estas exigencias. El evento de la fiebre porcina puede acelerar los procesos tecnológicos de las proteínas alternativas porque habrá un hueco imposible de cubrir de casi 30 millones de toneladas, número que abarca todo el comercio de las carnes en los últimos años. Habrá un efecto sobre los precios, subiéndolos, y un impacto sobre las nuevas tecnologías, acelerándose. Hoy resuenan cada vez más fuerte términos como biomasa y biocombustibles ¿Cómo se relacionan la ganadería y la bioeconomía? ¿Cómo puede contribuir la biomasa a la producción ganadera? Resulta difícil escindir una cosa de la otra, creo que todo forma parte de un mismo sistema. Este año la Argentina será el segundo exportador mundial de granos de maíz, pero exporta el 63% de lo que produce como grano, mientras en los otros jugadores grandes del mercado este porcentaje es mucho menor: en Brasil menos del 30% y en Estados Unidos el 17%. Ese grano nos lo compran, lo mismo que la harina de soja, que constituye más del 90% de lo que producimos y se exporta como tal para producir carnes. Desde la perspectiva bioeconómica, esa transformación de maíz en etanol, esa biomasa del grano, una parte importante -alrededor de la mitad- es la burlanda, que es lo que queda una vez que las levaduras atacaron los hidratos de carbono del maíz, transformándolo en alcohol. Queda un producto enriquecido en proteínas que va directo al feedlot, al consumo de animales. Si se trata de un feedlot estabulado puede generar estiércoles que van a biogás y producir energía. Ese es un concepto bioeconómico, donde el producto genera un subproducto, que antes era un desecho en y forma parte de otro proceso de agregación de valor y menor impacto ambiental. El proceso de la formulación de etanol genera dióxido de carbono que se libera y capturado puede ir a bebidas gaseosas y genera burlanda que va a la producción de carne vacuna, que a su vez genera estiércoles que se transforman en energía. Eso es bioeconomía, un círculo virtuoso en donde los insumos se van obteniendo a partir de procesos previos y no hay desechos, o éstos son mínimos en términos ambientales y económicos. En 2020 vuelven las retenciones a los tres principales cultivos de la Argentina. ¿Esto afecta indirectamente al productor ganadero? Hay dos formatos de efecto. Para cierta ganadería, el maíz será más barato. O sea, para exportar, como las retenciones al maíz y a la soja son muy superiores a las de las carnes, de alguna manera éstas últimas tienen ventajas, porque su insumo más importante baja de costo. La pregunta es si esto es sostenible en el tiempo, ya que si los agricultores tienen señales muy negativas puede generarse un problema. Pero uno también puede decir que hoy producir carne en el país es más barato que un mes atrás en términos relativos. Hoy de nuevo los productores de carne tienen el precio de los alimentos subsidiados porque las retenciones hacen que el valor local baje. Entonces si el ganadero produce a partir de sus propios granos tiene una ventaja relativa. Pero para el agricultor es una desventaja importante, que puede determinar a mediano o largo plazo, una baja en la producción. Cuando hubo retenciones bajó fuertemente la producción de cereales y eso impactó también en las exportaciones. ¿Cómo está el mercado interno de carnes? En los últimos años que aumentó la exportación podría decirse que, en términos relativos, la carne que queda en el país está más barata, porque parte del animal que se exporta recibe precios mayores. Entonces en la compensación, si medimos en términos de inflación, aumentó menos la carne para el mercado interno que lo que hubiera aumentado en situaciones con menor exportación. Considero que la exportación es complementaria con el mercado interno, porque muchos de los cortes no son los mismos. Lo que había empezado a pasar y por suerte cesó, es que ciertos cortes de consumo popular en la Argentina, como el asado o el vacío, habían comenzado a exportarse. Pero esto no debería suceder. La industria debería autorregularse, entender que no tiene que desproveer el mercado interno, sino aparecerá alguien que cerrará de nuevo las exportaciones. Existe un equilibrio que hay que sostener.
21-01-2020
Hace poco más de un año, Matías Lahore de 25 años y Nicolás Vasconi de 44, lanzaban su primer prototipo: un equipo que medía el nivel del agua en tanques para ganadería. “El agua es el recurso más importante para el animal y su falta puede resultar fatal”, explica Lahore. Este emprendedor de Laprida, Buenos Aires, nos cuenta con orgullo cómo fundaron Medirio, la startup que ya está diseñando la quinta versión del equipo. “Todos funcionan utilizando energía solar, queremos democratizar el acceso a este tipo de tecnologías”, asegura. ¿Cómo surgió el proyecto Medirio? La tecnología avanza en todos los ámbitos, y el sector agropecuario no es la excepción. A pesar de encontrarse en pleno desarrollo y expansión, se necesita apretar aún más fuerte el acelerador para poder cubrir la creciente demanda de tecnología y optimizar los recursos, que son cada vez más escasos. Hay mucho por mejorar todavía, por crecer y evolucionar, y ahí entramos nosotros, con nuestro deseo de aportar valor. Queremos también democratizar el acceso a este tipo de tecnologías, sobre todo para pequeños y medianos productores, proveyendo soluciones a precios muy accesibles. Somos un aliado del productor, porque le brindamos información objetiva, que lo ayuda a tomar mejores decisiones. ¿Cuándo arrancaron con el proyecto? Allá por 2017, y aún sin conocernos, ambos socios fundadores investigábamos y trabajábamos en distintos proyectos, todos vinculados a censar cosas del ambiente a través de internet. Veíamos allí un potencial por desarrollar, queríamos resolver ciertos problemas que afectan a las personas y a las organizaciones. Esta visión común hizo que pronto se juntaran nuestros caminos y, en 2018, comenzamos a darle forma a Medirio. Instalamos los primeros sensores y vimos que la idea funcionaba, entonces decidimos registrar la marca y asociarnos. Desde entonces dedicamos todo nuestro tiempo y esfuerzo al desarrollo del proyecto. ¿Cuál fue el producto original? El primer prototipo que desarrollamos fue un equipo que medía el nivel de agua en tanques para ganadería. Además del equipo monitor, tuvimos que construir una plataforma muy básica en internet, para recibir y almacenar la información. No teníamos aplicación móvil y enviábamos los alertas por correo electrónico. ¿Qué les enseñó aquella primera experiencia? En aquellos tiempos aprendimos muchísimo, en parte porque decidimos construir nosotros mismos y desde cero, toda la infraestructura que hoy utilizamos. Pensamos que reducir la dependencia de proveedores críticos nos ayudaría a tener mejor control y capacidad de maniobra en el futuro. Al poco tiempo mejoramos nuestros sensores y, en menos de un año, ya estábamos probando la tercera versión. Hoy estamos diseñando la quinta generación y construyendo un panel de control web para la visualización de estadísticas y predicciones. ¿Cuál es la información que brinda y por qué debería un productor comprarlo? Nuestro producto constituye una gran herramienta para todos los productores ganaderos, dado que el agua es el recurso más importante para el animal y su falta puede ocasionar estrés, o incluso la muerte del mismo. Nuestra solución alerta al productor de manera temprana evitando la crisis, llevando tranquilidad, algo fundamental sobre todo en épocas del año con altas temperaturas. ¿Cómo se compone el equipo de trabajo? ¿Cuáles son las disciplinas que incluye? Somos un equipo interdisciplinario, compuesto por dos socios fundadores (Nicolás y yo), encargados de liderar los diversos frentes técnicos, como así también el emprendimiento en su conjunto. También contamos con Daniela, una experta en análisis de datos, que nos impulsó a comenzar con el análisis y predicción de situaciones relacionadas con las distintas variables que medimos. Por su parte, el perfeccionamiento de los equipos le corresponde a José, nuestro desarrollador para los dispositivos, mientras que Zoltán está a cargo del desarrollo y mantenimiento de nuestra App Móvil. Además del agropecuario, ¿Que otro sector abarca Medirio? Gracias a la versatilidad de nuestro sistema, podemos rápidamente agregar valor a otros mercados, midiendo otro tipo de recursos. Un ejemplo se da en la industria de los alimentos, donde ya estamos midiendo y controlando el comportamiento de freezers para heladerías. Reportamos el estado de los mismos, su temperatura y energía, entre otros parámetros. ¿Cuáles son las funciones de los equipos, tanto para el sector agropecuario como para el industrial? Nuestros equipos funcionan de manera autónoma y se comunican usando las extendidas redes de las principales telcos de nuestro país (Movistar, Claro, Personal). Podemos conectar sensores de varios tipos y monitorear desde temperatura, nivel de líquidos, voltaje en líneas de energía, posición GPS (en equipos móviles), etc. Los equipos generan reportes regularmente y se envían a nuestros servidores a través de internet. Nuestros clientes pueden acceder a la información desde el celular en todo momento y lugar. La principal ventaja de nuestros equipos es que se adaptan fácilmente al recurso que se requiere monitorear. Considerando el nivel promedio de infraestructura que tienen nuestros productores agropecuarios, ¿los equipos resultan accesibles? Facilitar el acceso a esta tecnología es uno de los pilares fundamentales de Medirio. Queremos que todos los productores puedan conectar sus campos y, con ese fin, trabajamos fuertemente en reducir los costos. Además, nuestros equipos funcionan utilizando energía solar, y tienen autonomía suficiente para funcionar aún en días nublados. ¿Ya existe algo similar en el mercado local? Sí, pero son equipos mucho más caros. Podemos encontrar algunos dispositivos similares en el mercado que, aunque te alertan cuando uno se está por quedar sin agua en el tanque, no lo hacen ante problemas en los bebederos, por ejemplo, algo que no resulta un tema menor. También hemos observado que, por lo general, tienen un costo de adquisición inicial que supera en 5 a 10 veces los nuestros. ¿Qué tipo de mantenimiento tienen los medidores? ¿Cuál es la vida útil? Después de más de un año de pruebas logramos tener equipos robustos que no requieren mantenimiento físico permanente. Nuestros dispositivos necesitan reemplazar las baterías luego de dos años y tienen una vida útil que ronda los cinco, un período considerable, teniendo en cuenta que por lo general están expuestos a las inclemencias del tiempo. ¿Encuentran cierta resistencia por parte de los productores "de vieja escuela"? ¿Qué estrategia aplican para enfrentar sus miedos? Nuestro producto complementa el trabajo de las personas. Es una herramienta que permite reducir la incertidumbre y también optimizar el tiempo. Nuestra estrategia, entonces, es convertirnos en aliados de todos los productores. Sabemos que hay personas que se adaptan más rápidamente a las nuevas tecnologías que otras, esto mismo lo muestra la curva de adopción en innovación. Por eso diseñamos un producto simple e intuitivo y buscamos, por medio de recomendaciones y testimonios, animar a todos aquellos que aún no dieron este paso. ¿Cuál fue su mayor desafío desde que empezaron con este proyecto? Emprender e innovar en un sector que históricamente tuvo poco acceso a la tecnología resulta un gran reto para nosotros. Podría nombrar cientos de situaciones que ya hemos superado, pero sin dudas nuestro mayor desafío para 2020 es vender más.
26-12-2019
Para Fernando Díaz Offeney, al sector pecuario le hace falta más innovación. Este licenciado en Administración de Empresas es socio en Digirodeo, la startup que resultó ganadora del certamen Agtech Ganadero 2019 en la categoría de "Emprendimientos en marcha y Escalamiento". La innovación premiada fue una pistola vacunadora que permite registrar las aplicaciones realizadas al rodeo y saber exactamente cuántos animales se trataron. De fácil uso, la herramienta se complementa con una app y una plataforma tecnológica que permiten una "digitalización de la trazabilidad sanitaria del ganado o de rodeos, con el fin de mejorar la calidad de la carne argentina". ¿Cómo y cuándo nació Digirodeo? Digirodeo nació hace tres años durante una charla entre amigos a la búsqueda de oportunidades. La empresa se compone de tres socios: uno es Ingeniero en Producción Agropecuaria y los otros dos somos licenciados en Administración de Empresas. Queríamos juntar la tecnología con la ganadería, ver de qué manera hacerle el trabajo más simple al productor. Y ahí empezaron a cranear.... Sí, en realidad primero se juntaron Nicolás e Ignacio. Habían creado una jeringa que funcionaba como un contador simple para medir la cantidad de aplicaciones de determinada vacuna. Pero querían crear una herramienta que brindara más información. Entonces Nicolás me convocó y empezamos a pensar en generar información en la manga. Me fui empapando del tema, recolectando información del campo, de la industria agropecuaria y empezamos a desarrollar nuestra solución, que se terminó convirtiendo en una jeringa inteligente que hace trazabilidad sanitaria. Hoy estamos totalmente enfocados en el mundo de la ganadería. La ganadería de precisión en particular, y la trazabilidad, son nuestro leitmotiv. ¿En qué consiste exactamente la herramienta? Nuestra jeringa inteligente tiene un complejo sistema de gestión de datos por detrás que le hace la vida mucho más fácil al productor: permite un registro correcto, seguro y exacto de todo el accionar que se les hace sanitariamente a los animales. Es resistente a los rayos UV e intuitiva al manejo, con un diseño cómodo para el vacunador. Viene con una memoria interna de 2 GB. ¿Se requiere alguna capacitación especial para usar la jeringa? No, la jeringa tiene un teclado simple e intuitivo para que pueda usarlo cualquier empleado del campo. Está diseñada para que una persona que utiliza una herramienta como el WhatsApp, por ejemplo, la pueda manejar sin ningún problema. Queremos que los productores pierdan el miedo y entiendan cómo esta tecnología puede ayudarlos a obtener mejores rindes y perfeccionar la trazabilidad, a demostrar que el trabajo sanitario realizado es el adecuado. ¿Cómo funciona el aparato? La jeringa control 1.0 registra cada tratamiento que se le hace a los animales, realiza trazabilidad a nivel lote. Así, a la hora de vender la hacienda, el productor tiene certificado absolutamente todo lo que le hizo, y esto es un valor agregado para su comprador. El funcionamiento de la jeringa es simple: primero le decimos qué tipo de tratamiento estamos haciendo, a qué animal y aplicamos el producto. Luego el encargado de la hacienda firma con el dedo en la pantalla del celular haciéndose responsable de todo el tratamiento. Una vez que finalizado, la jeringa se conecta con nuestra app móvil mediante blue tooth de baja energía; y ahí dentro de la app se termina de conformar el acta de vacunación. Este documento cuenta con las coordenadas exactas del lugar adonde se realizó la vacunación, la hora, todos los datos del productor y del establecimiento. Además, un detalle del antiparasitario que se aplicó, a qué lote, y en qué cantidad; su marca, serie y vencimiento. El acta de vacunación se envía por e-mail y llega en formato PDF. El archivo es inalterable, tiene un código de validación que lo hace único, y permite hacer un seguimiento si luego algo anduvo mal. ¿La herramienta brinda mayor control entonces? Sí, a través de la jeringa se puede controlar mejor al vacunador porque permite conocer todos los aspectos externos que influyeron en el medicamento tales como: la hora de inicio del tratamiento, el tiempo entre cada aplicación, las equivocaciones, la temperatura y la humedad al momento de la aplicación, si llovía o si la hacienda estaba estresada. ¿Qué beneficios conlleva utilizar este formato digital? En base a las actas que utiliza el SENASA, creamos el concepto de "actas digitales", con toda la información prolijamente plasmada. A la hora de hacer análisis, resulta mucho más fácil tenerlo en un formato digital, con la firma incluida. Además, cuando se realizan manualmente hay mucho margen de error humano, porque uno se lleva un papel que transcribe. También está el tema del tiempo, porque quizás el vacunador que toma los datos recién vuelve a la oficina para transcribir los papeles después de una semana de realizado el tratamiento. Entonces tratamos de reducir la posibilidad de error y este tiempo. De esta manera, se hace la aplicación y, si no hay señal en el campo, los datos se cargan solos cuando uno agarra la ruta y recobra la señal, o llega a la casa. Si hay buena señal el proceso se realiza en tiempo real y el informe queda listo. Se puede chequear todo lo que se le hizo al animal, qué medicamento se aplicó y hacer posteriormente un seguimiento. ¿O sea que todo queda en el acta digital? En realidad la información no queda solamente ahí, sino que se luego sube a nuestro Data Center. Si el productor tiene un sistema de gestión ganadera lo puede integrar con nuestra solución y tomar los datos de ahí mediante una app o un web service. De esa manera, lo puede transformar en información para una mejor toma de decisiones. ¿Todo eso figura en el acta digital? Claro, el acta tiene la fecha de tratamiento y, hace poco le sumamos el fin del tratamiento. Ahora permite calcular el período de carencia, y saber cuándo se puede mandar el animal a faena. ¿Qué función cumple la app? La jeringa es la herramienta que certifica lo que estás haciendo y la app su complemento. Se conectan vía bluetooth. En la app uno carga por única vez a los diferentes productores con sus datos, luego toda la información aparece ahí. La jeringa carga lo que se hizo y la app se encarga del resto. ¿Se pagan por separado la jeringa y la app? Hoy solo estamos monetizando la jeringa, el software es gratuito, se descarga sin costo. En realidad hay tres patas: la herramienta, que es la jeringa; luego la aplicación que vincula a la jeringa con el software; y finalmente, la plataforma, adonde se puede ver la performance de cada una de las pistolas. Desde la plataforma se puede administrar usuarios, ver qué cantidad de jeringas se tiene y a quiénes se las asignará, en caso de una organización. Las herramientas son independientes pero dependen una de la otra. Lo importante es que la información siempre está. Si uno pierde el celularm por ejemplom lo tiene igual. ¿Quiénes consumen la herramienta? Nuestros principales clientes son los productores, pero también los entes de vacunación y los veterinarios. Finalmente, algunos laboratorios y frigoríficos también. Nosotros buscamos que los entes de vacunación adopten la herramienta, porque los puede ayudar muchísimo en la captura de datos y llenado de las actas de vacunación. ¿Cómo se comercializan los productos? ¿Ya exportan? Hoy en la Argentina se venden por e-commerce. Estamos avanzando con algunos representantes en Brasil y también visitando frigoríficos en Bolivia, Paraguay y Uruguay. Nos encontramos en un "proceso de evangelización", con la idea de regionalizarnos. Pero cada país tiene sus reglas, hay muchos datos que son propios de Argentina. En Bolivia, por ejemplo, a las categorías de vaca y vaquillona se les llama macho y hembra. También el idioma es distinto en el caso de Brasil. ¿Cómo dan a conocer el producto localmente? ¿Tienen buena recepción? Como toda innovación, lleva un tiempo presentarla y mostrarle al productor sus beneficios. Asistimos a muchas charlas o presentaciones del sector agropecuario, como las CREA por ejemplo, y ahí damos a conocer lo que hacemos. Si bien la recepción es buena, todavía no hay tanta adopción, porque cuesta dar el primer paso. Estamos buscando que la tecnología base se vaya adoptando. Una vez que esto ocurra comenzaremos a evolucionar hacia tecnologías más complejas, sobre todo profundizando en este concepto de trazabilidad. Para nosotros es muy importante expandir el negocio, porque además necesitamos feedback sobre qué mejoras hacer. ¿Cuánto tiempo les llevó desarrollar la herramienta? ¿Cómo evolucionó de sus inicios a la actualidad? Desde que arrancamos hasta que sacamos el primer producto tardamos un año y medio. Y el desarrollo de la app se hizo en paralelo. Pero en realidad el desarrollo nunca termina, siempre estamos agregando cosas. Por ejemplo, en la etapa inicial, si uno hacía mucha fuerza se nos rompían los gatillos, y tuvimos que rediseñarlos. ¿Ofrecen algún otro servicio? ¿Cuáles son los proyectos en el corto-mediano plazo? Estamos realizando análisis sobre la plataforma para ofrecer servicios de big data. Gracias a nuestra herramienta es posible realizar diferentes cruces de información. Además estamos tejiendo alianzas muy importantes para ofrecer un servicio más completo, sobre todo apuntando al bienestar animal y al buen manejo ganadero. Toda esta información "trazada". ¿Qué premios han recibido? ¿Qué sensación les provoca el reconocimiento? ¡Todos los reconocimientos son muy bienvenidos! Los premios nos sirven para tener mayor difusión y constituyen un apoyo emocional importante. Ver que nuestro trabajo es reconocido y que genera impacto en la industria nos impulsa a seguir trabajando, nos lleva a querer evolucionar. Además creemos que se necesita más innovación en el sector pecuario, ya que en el agro hay más herramientas creativas. Hemos recibido premios como Cita 2017, Innovar 2018- donde ganamos con otra jeringa que se lanzará el año que-, este año ganamos en La Rural el Agtech Ganadero y también fuimos mencionados en Innovar 2019, por otro producto nuevo que también está relacionado a la trazabilidad. ¿La trazabilidad constituye hoy un requisito ineludible? ¡Sin dudas! Los mercados y los consumidores actuales la exigen. Los compradores son cada vez son más complejos: quieren saber qué están comiendo, cómo está tratado ese animal, de dónde proviene y hasta qué comió. Nosotros arrancamos por la parte sanitaria, pero prevemos incorporar otras variables.
05-12-2019
Es productora agropecuaria desde hace 40 años. Fue directora de la Sociedad Rural Argentina (SRA) y desde allí se involucró con las realidades y necesidades de muchísimas mujeres del campo. Hoy forma parte de la Red de #Mujeres Rurales, creada en noviembre de 2018, y acaba de publicar su primer libro, que aborda las problemáticas centrales de este colectivo. Entrevistamos a Adela Nores, autora de “Mujer Rural, nuevas voces”. ¿Desde cuándo está ligada al campo? ¿Qué actividades desarrolla? Soy productora rural desde hace más de 40 años y también fui criadora de caballos. En 2006 fundé mi propia empresa, Adela Nores e Hijas SA, que incluye a mis 4 hijas. Hoy tengo la suerte de trabajar con una de ellas, que es ingeniera agrónoma, y con mi yerno. Tenemos un campo de 10.000 hectáreas en Puan, al sur de la provincia de Buenos Aires, una zona bastante seca que recibe apenas 400 ml de lluvia al año. Por eso lo utilizamos exclusivamente para cría y contamos allí con 1800 cabezas madres. (Llegamos a tener 2500, pero a partir de las grandes sequías que sufrimos en los últimos años, nos vimos obligados a reducir el número de cabezas). Como la idea era lograr que el campo tuviera el ciclo completo, alquilamos otro establecimiento en Huanguelén, donde realizamos el engorde. Ese campo se utiliza para siembra y ganadería, habiendo logrado casi un 99% de preñez y un gran destete. Hoy estamos haciendo unos 600 novillos al año, aparte de lo que es producción de terneros, vaquillonas preñadas y todo lo que es el esquema de producción ganadero, pero todavía podemos hacer mucho más. ¿Exportan? Aún no, pero soy parte de un grupo de mujeres exportadoras de carne, que está cerca de concretar su primer envío. El grupo es femenino porque hay países como Chile, Estados Unidos o Inglaterra, que tienen un trato especial para aquellas empresas que compran más a organizaciones de mujeres. Esto comenzó con un programa de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que incentiva a empresas para que compren/vendan a empresas de mujeres, o las empleen. Es interesante haber formado el grupo exportador porque yo no podría cubrir todo el requerimiento de un cliente grande por mi cuenta. Entonces nos juntamos varias empresarias y para marzo/abril 2020 prevemos hacer la primera exportación. ¿Además del componente femenino, tienen alguna otra particularidad? Sí, que varias de las mujeres del grupo estamos produciendo carne de pastizal, considerada como ecológica. Este tipo de carne tiene un mercado interesante, tanto a nivel local como internacional. Es muy valorada porque tiene muy poco aporte de grano, no tiene feedlot, no tiene consumo de agroquímico indirecto del grano, y de todo lo que come un animal engordado normalmente. Es una vaca que se vende mucho a Europa pero algunas empresas argentinas también están pagando más por esta carne. ¿Cómo despertó en usted esta conciencia de “mujer rural”? ¿Cuándo surgió la idea de escribir un libro? En 2008 me convertí en directora de la Sociedad Rural Argentina y, desde ese lugar, comencé a adquirir una conciencia gremial que fue creciendo a lo largo de los años. Durante una década (fue directora hasta 2018) visité campos, conocí y ayudé a muchísimas mujeres de todos los rincones del país. Además, muchas de mis amigas son productoras y siempre me interesó el tema. De hecho, hace 20 años formé una asociación de mujeres en empresa de familia y el 80% de las que venían eran de empresas agropecuarias. Todo esto me llevó a escribir mi libro, que presenta una imagen mucho más cercana de la mujer rural argentina: un sujeto múltiple, heterogéneo y altamente complejo. ¿Qué rol tienen hoy las mujeres rurales? Creo que no sólo cumplen un papel fundamental en el hogar de campo, sino que también tienen un alto peso en las tareas productivas y de administración. En la actualidad, un tercio de la población mundial está compuesto por mujeres rurales. Además, ellas son responsables del 50% de la producción de alimentos del mundo. El libro involucra la participación de valiosas mujeres rurales del país de diversas áreas, y muestra la deuda pendiente de su participación económica. ¿En qué consiste esta deuda? La deuda se traduce en la necesidad de garantizar el acceso pleno a la educación, al empleo, a las TIC, la propiedad, la salud y la justicia, entre otros temas. Además, la mujer que vive del campo tiene una problemática tan básica y elemental como es la falta de agua potable. No puede tomar el agua de la canilla ni la de los pozos, que está contaminada con arsénico -en toda la Pampa Húmeda y sur de Córdoba y Santa Fe- con lo cual tiene que acarrear agua en bidones. Algunos campos tienen una vertiente de agua que es pura, pero son excepcionales. Por eso la mujer rural argentina necesita que se implemente un sistema de agua potable en los pueblos. En la provincia de Buenos Aires hay sólo dos grandes plantas de purificación de agua. ¿Qué intentan reivindicar desde el colectivo de mujeres rurales? ¿Sentís que todavía hay mucho por cambiar? Las mujeres rurales exigen hoy una nueva visibilidad, son las nuevas voces del campo. Y no están solas. En el mundo hay una posición general que apoya a las mujeres para que se manifiesten, hablen en público y sean escuchadas, se profesionalicen y hagan sus propias empresas. El movimiento a favor de la mujer es muy intenso en todos los sectores. Hoy todas estamos rompiendo un molde tradicional en el que la mujer no tenía acceso a muchas cosas, pero todavía falta largo un camino por recorrer. ¿Y cómo podría allanarse ese camino? Sería muy importante lograr el arraigo definitivo de las mujeres en los campos para aumentar la productividad. Hoy existen muchas políticas públicas que cambiarían radicalmente la realidad de la mujer rural: electrificación, agua potable y buenos caminos, además de los temas que afectan directamente a la producción. Los planes de electrificación en el campo son del siglo pasado y la energía eléctrica es muy dispersa. Es necesario reclamar con urgencia políticas públicas que mejoren esta situación. En Buenos Aires por ejemplo, una de las provincias más productivas del campo, es frecuente tener sólo tres horas de motor diario, ¿qué podés hacer con eso? ¿Estas nuevas voces son las protagonistas de tu libro? ¿Cuál es el objetivo de la publicación? ¡Sin dudas! La mujer del campo en la Argentina no ha sido escuchada, siempre ha tenido que demostrar que vale, pero lo hizo desde atrás de un hombre. Es necesario que su voz y sus necesidades se escuchen, porque ellas son las que promueven el arraigo. Creo que las mujeres están para mucho más en el campo argentino. Por eso entrevisté a más de 70 mujeres rurales, ingenieras agrónomas o veterinarias, que se dedican a trabajar o administrar sus campos. Les pregunté cómo vivían el aislamiento y la falta de agua, entre otras problemáticas. Y el libro es un compilado de sus respuestas. ¿Y el tema educativo en qué situación está? En el campo argentino hay un gran analfabetismo, generado por el aislamiento. Se cerraron muchas escuelas rurales y debemos dar un salto cualitativo que llevará varios años. Yo encuentro una paradoja grande: las escuelas rurales tienen una currícula que incentiva a la gente del campo a mudarse a la ciudad. Se enseña qué cosas son interesantes de la ciudad y no en qué radica el atractivo de vivir en el campo. Habría que incorporar cursos de alambradores o que se explique cómo se manejan las maquinarias, por ejemplo. Además, resulta insólito que un país que vive del campo tenga pocas universidades que dictan carreras afines al sector. Las tecnicaturas con alta dedicación a las áreas productivas del campo son muy pocas. Deberían incrementarse para lograr una mejora importante en la producción rural. ¿Y las mujeres rurales están capacitadas? Sí, la mujer busca capacitarse para justificar su trabajo en la empresa. El último censo arroja que las explotaciones agropecuarias encabezadas por mujeres se duplicaron en 16 años. Según datos del Censo Agropecuario 2018 realizado por el Indec, un 20% de los establecimientos es conducido por el género femenino, mientras que en 2002 el porcentaje era del 10%”. Esto es porque la mujer actual llega al campo con mucha más capacitación. ¿Qué relación tiene el campo argentino con la tecnología? Hoy el campo argentino está altamente tecnificado, uno no puede producir sin saber computación o inglés. Maximizando el detalle y utilizando las computadoras, con información bien procesada y tecnología se puede producir mucho mejor. En este sentido, es importante el tendido de red de fibra óptica que hizo este Gobierno, pero todavía debe seguir creciendo, y se deben mejorar los caminos. ¿Cuál es el estado actual de nuestros caminos? Los caminos de todo el país están absolutamente deteriorados. Ni siquiera se lograron cambios significativos con los enormes esfuerzos que hizo la gobernadora Vidal para mejorarlos. El país no está comunicado, se ha iniciado un programa de autopistas pero llevará varios años terminarlo. Esto hace que la mujer no quiera quedarse a vivir en el campo y que la inmigración a las grandes ciudades sea permanente. Este tema no ha podido solucionarse en la Argentina. Si se lograra que las familias vivan en el campo la producción sería mucho más eficiente. ¿La energía también es una cuenta pendiente? El desarrollo de energías no convencionales, como la eólica y la solar, también son importantes para el agro. Lamentablemente, toda la red de energía solar o eólica que se hecho hasta el momento alimenta las grandes ciudades, porque se ha tenido que colgar de lo que son la infraestructura del cableado. Esto canaliza la energía que sale de los parques eólicos hacia los grandes centros de distribución de esa energía. El plan de desarrollo de energía tiene que ser un plan provincial y nacional y no se tiene que colisionar. Esto no tiene que terminar en Buenos Aires pero tiene que ser redistribuida al campo, hay que armar un buen plan que llegue de vuelta al campo desde los grandes centros. La provincia de Buenos aires es una zona A, tiene una gran capacidad para producir energía eólica. Por ello se requiere un plan de energía eléctrica que apoye a una pampa tan rica como la nuestra.
19-11-2019
En 2018, las inversiones globales en AgTech alcanzaron otro año récord. El ecosistema argentino creció significativamente, con el apoyo de iniciativas públicas y privadas destinadas al fomento, la colaboración y la innovación. Las startups del sector son cada vez más y están en constante expansión. Un caso destacado es Uniagro, de base tecnológica, que desarrolla herramientas prácticas para facilitar la toma de decisiones en ganadería de precisión. Claudio Machado, uno de sus fundadores, nos cuenta el recorrido de esta startup tandilense. ¿Cómo surgió Uniagro? ¿Cómo la describiría? Somos un grupo interdisciplinario compuesto por ingenieros en sistemas, agrónomos, veterinarios e ingenieros electrónicos, nucleados en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA). A partir de estímulos que había en la ciencia y en la tecnología nacional, empezamos a materializar la idea de formar una empresa de base tecnológica centrada, en este caso, en temáticas relacionadas a la gestión de la información y la ganadería de precisión. Comenzamos con software de planeamiento ganadero (Baqueano Soft) como una evolución de las habituales planillas electrónicas, de modo de facilitar el análisis de escenarios posibles, aprender del proceso y para tomar mejores decisiones. ¿Qué los impulsó a crear Baqueano Soft? ¿Cuánto tiempo les llevó desarrollar el software y cómo lo probaron? En realidad, desde hace 20 años que venimos utilizando simulación ganadera para la investigación que realizamos desde la universidad. En la constante interacción con profesionales y productores detectamos que había un cierto déficit de herramientas simples que permitan analizar opciones estratégicas en términos ganaderos. Es decir, no existía una herramienta que permitiera hacer un planeamiento ganadero, para hacer análisis del tipo ¿qué pasa si el clima no es el previsto, o si hay variaciones en los precios, o si aumento la carga? Lo tradicional es que algunos técnicos desarrollen individualmente su planilla electrónica (Excel), pero suele ser muy difícil integrar la información de distintas fuentes. Entonces se nos ocurrió desarrollar una herramienta de fácil uso y que no requiera un conocimiento previo de fórmulas y cálculos; que integre todas las variables a tener en cuenta. Hemos usado Baqueano Soft desde 2012 en cursos virtuales para productores y técnicos, y en escuelas agropecuarias desde hace 4 años, con muy buena respuesta. La herramienta fue reconocida en CREATECH-CREALab 2017 entre las 18 innovaciones del Agro, y a la fecha tiene más de 500 usuarios. ¿Se trata de un software individual en el que cada uno maneja su propia información? ¿O se trabaja en conjunto con otros técnicos y/o productores? Lo interesante es que se generan escenarios compartibles. Estamos trabajando en la integración de análisis de escenarios regionales, a través de sistemas web; que permitan condensar un procesamiento de información de distintos análisis que están haciendo asesores, y productores en distintas áreas. Es un software que permite integrar información de distintas fuentes. Así, uno puede acceder a fuentes climáticas, obtener información de crecimiento forrajero, o de series de precios; y todo eso puede integrarse en un software. Además, el entrenamiento presencial se resuelve en un par de horas, en grupo pueden ser unas 4-8 horas y puede ser también de manera virtual. ¿Prevén sumarle alguna función al software en el corto mediano plazo o apuntar a otras producciones? Lo que tenemos hoy son soluciones que pueden aplicarse a la cría vacuna, ciclo completo y también de tambo. La idea futura es articularlo con una app y avanzar a otros indicadores complementarios como rentabilidad o emisión de gases de efecto invernadero, entre otros. En la actualidad disponemos de un prototipo educativo (3D) Baqueano orientado a producción porcina. En resumen, tenemos la capacidad de explorar otras producciones, como la aviar, ovina etc., según surja la oportunidad del desarrollo. ¿De qué se trata el producto galardonado en el Certamen Agtech Ganadero en agosto de 2019? Hace dos años comenzamos a desarrollar CControlar, un sistema de monitoreo automático para medir la condición corporal de las vacas, un indicador fundamental, predictivo de la capacidad productiva o reproductiva de un rodeo. Utiliza una cámara 3D, que fotografía a los animales desde arriba y, mediante inteligencia artificial, estima su condición corporal. La aplicación promueve el concepto de nutrición precisa, mejora de la preñez, y la idea de anticipar o detectar problemas sanitarios. También estamos trabajando en un collar que detecta actividades asociables a la detección de celo o problemas de salud, y que con un agregado posibilita organizar los animales mediante el concepto de potrero virtual, predefiniendo el área donde tienen que quedar confinados los animales con la acción del collar. ¿Está previsto que Controlar se lance pronto al mercado? Se está avanzando en la protección intelectual del prototipo existente. Asimismo, estamos a la búsqueda de nuevos inversores, para poder salir al mercado en 6 meses. En comparación con otros países ganaderos, ¿cómo se ubica la Argentina en cuanto a utilización de tecnologías AgTech? SI bien nuestros empresarios poseen tecnología avanzada en comparación al promedio de Latinoamérica podríamos decir que, en términos generales, nos estamos quedando un poco atrás. Nuestros bajos índices productivos nacionales (porcentaje de destete, mortalidades etc.) no han mejorado en los últimos 40 años. Teniendo en cuenta que hoy la tecnologías está cada vez más al alcance de la mano (Smartphone, satélites, inteligencia artificial etc.), siempre está el riesgo de enamorarnos de las mismas, y lo importante es que se desarrollen soluciones para nuestros sistemas y problemas particulares. Como reaseguro de este punto, resulta clave la opinión constante de potenciales usuarios durante todo el proceso de desarrollo, desde la captura del problema, elección de tecnología acorde para que sea robusta en condiciones de campo y también con diseño acorde a las necesidades y condiciones de los productores y profesionales.
04-11-2019