18-03-2020
Además de productor ganadero, Víctor Tonelli es consultor privado en temas de ganados y carne y administrador de fideicomisos de cría y engorde. Fue Vicepresidente de Estancia y Cabaña Las Lilas y dos veces Presidente de la Asociación Argentina de Industria de Carnes. También fue Vicepresidente de la Asociación Argentina de Producción Animal, entre otras entidades de la producción. En esta nota, el especialista en ganadería analiza la evolución del sector y el escenario actual que plantea la retracción de la demanda china..
¿Cómo fueron sus inicios en el sector ganadero? Me inicié profesionalmente allá por el año 1971 en las empresas Comega SA y Estanar SA, que en ese momento eran líderes del sector ganadero. Actualmente, escindidas, son Ea y Cabaña Las Lilas, Bellamar SA, Estanar SA y La Elisa SA. ¿Cuáles son las transformaciones más importantes que sufrió el mercado desde ese momento? ¡El mercado ganadero sufrió transformaciones enormes! Recuerdo, por ejemplo, que la primera vez que fui a la estancia La Leonor, en Chaco, el ganado era mayoritariamente cruza Angus y las marcaciones no pasaban del 65%. Hoy esa misma estancia, que trabaja con la raza Brangus, llevó ese índice al 82%. El Brangus como asociación recién se formó en 1978 y tuve el honor de ser Director de la primera Comisión Directiva. Otro ejemplo fue Bellamar, cercana a Miramar (Buenos Aires), que tenía poca agricultura y ganadería de lanares. Hoy es mayoritariamente agrícola de alto rendimiento y con excelente stock vacuno. En cuanto a la tecnología, cuando me inicié en la ganadería recién se hacía inseminación artificial (IA) en baja escala y con extracción de celo diario, mientras que actualmente esta práctica es masiva. Lo mismo sucede con la transferencia de embriones, que se ha vuelto cotidiana y tantos otros avances con los cuales podríamos escribir un libro. ¿Qué lugar ocupa hoy el mercado ganadero argentino en el mundo? Nuestro país ocupa actualmente el 5° lugar en exportaciones, detrás de Brasil, Australia, Estados Unidos e India. Esto es positivo ya que entre 2010 y 2015 estuvimos caídos del ranking. Creo que, en términos de calidad, sustentabilidad y recursos humanos, se encuentra claramente liderando el proceso, pese a que el entorno político y económico casi siempre fue adverso. Teniendo en cuenta que China absorbía el 75% de las exportaciones argentinas de carne vacuna. ¿Cómo cree que será el proceso de redistribución de los envíos? ¿Qué mercados aparecen como potenciales? ¿Cómo ve las perspectivas para exportar a Rusia o Colombia en el corto mediano plazo? China seguirá siendo por muchos años el principal destino para las exportaciones de todos los países del mundo. El faltante de carnes es de tal magnitud que, una vez resuelto la pandemia del Coronavirus, continuará liderando la demanda. Rusia siempre fue un mercado alternativo, complejo en exigencias y de precios bajos; por lo tanto poco competitivo frente a otras alternativas. Colombia no sirve como mercado para exportar carne, pero sí genética -particularmente Brangus- ya que nuestro rodeo es altamente valorado por sus criadores. Por otro lado diría que, además de los mercados a los que ya proveemos, Estados Unidos, Japón, Corea y México serían los desafíos más interesantes para desarrollar. ¿Cómo afectan al mercado externo las nuevas resoluciones arancelarias impuestas en el país? ¿Y al mercado interno? Sin duda las retenciones siempre afectan al precio neto, y por lo tanto reducen significativamente los ingresos y márgenes, quitando competitividad frente a otros competidores que, además de no tener retenciones, muchas veces tienen subsidios directos o indirectos. Adicionalmente, Argentina ha avanzado muy poco en la generación de convenios comerciales con bloques o países que permitan reducir las altísimas tasas de aranceles para introducir los productos. Como ejemplo, basta mencionar que, fuera de 20.000 TN, la que sigue para entrar en Estados Unidos debe pagar 26% sobre valor CIF, o en la Unión Europea, que la Cuota Hilton que es “privilegiada” paga 20% de arancel, o Japón con 38,5% y China con 12% cuanto nuestros competidores más desarrollados comercialmente, como Australia o Estados Unidos pagan la mitad o a veces 0. ¿Hay riesgos de que las exportaciones de carne vacuna se reduzcan en detrimento de las porcinas o aviares? No veo riesgo, sino una tremenda oportunidad, hay mercado para todos y estamos en eso. El año pasado el conjunto de las 4 carnes exportó 1,15 millones de toneladas, cuando 5 años atrás no llegaba a sumar 500 mil. Creo que todas tienen una enorme oportunidad y es fundamental seguir trabajando en la apertura de mercados, negociaciones de aranceles y cuotas y, por supuesto en eficiencia productiva y competitividad. Nuestra marca, “carne argentina”, es muy fuerte a nivel mundial. ¿Cuál es el panorama actual para la Cuota Hilton y la Cuota 481? Para la Cuota 481 el escenario es complicado porque desde enero de 2020 el volumen disponible para Argentina, Uruguay, Australia, Nueva Zelanda y Canadá bajó un 40%, luego de que la Unión Europea se la concediera unilateralmente a Estados Unidos. Por ser muy atractiva (ingresa con arancel 0) la oferta supera la cuota otorgada y, a pocos días de ser asignada trimestralmente, se cumple. Llegar tarde implica pagar aranceles superiores al 40% del valor de la carne. Respecto de la Cuota Hilton, siempre ha sido un negocio muy importante, particularmente en la integración de valor del novillo y lo seguirá siendo y además, a diferencia de la 481, la administra el país. ¿Cómo ve a la ganadería argentina en cuanto a tecnificación y tecnología, conciencia ambiental y manejo sustentable? En cuanto a los dos primeros temas, el país cuenta con tecnología de punta disponible, probada por aquellos ganaderos con mentalidad empresaria (que representan el 30/40% del total). Respecto a lo segundo, los temas ya están en agenda, pero resta aún un largo camino que implica compatibilizar las demandas mundiales con el quehacer cotidiano. Si analizo el progreso en los últimos 3 a 5 años, creo que fue importante; pero si miro todo lo que falta me asusto… En relación con esto último ¿se está haciendo algo para minimizar los gases de efecto invernadero que genera el sector ganadero? En este punto es importante clarificar que, a diferencia de lo que ocurre en otros países, particularmente del hemisferio norte, la ganadería argentina es neutra o incluso positiva en términos de balance de emisión y secuestro de GEI, gracias al manejo extensivo y pastoril. Respecto de lo que se está haciendo, es bastante fuerte el compromiso de entidades como AACREA, AAPRESID, la Mesa de Carne Sustentable, ahora las Bolsas de Cereales con el programa Carbono neutro, etc. Se ha avanzado mucho en los últimos años y nos falta comunicarlo mejor pero en términos generales diría que, desde el punto de vista de la sustentabilidad y cuidado del medio ambiente, la ganadería en Argentina está muy por encima de la media mundial. ¿Cómo está la relación hoy maíz/novillo, y cómo impacta eso en el resultado del negocio? Hoy en particular, con la baja provocada por el impacto del corona virus y, en menor medida, la fiebre porcina africana con menor consumo de alimento para cerdos en Asia, sumado al efecto retenciones, la relación no es tan mala como lo fue hace 2 meses atrás. Considero que bajo este escenario y frente a una cosecha cercana al récord del año pasado, esta relación, al menos desde el costo neto del maíz no limitará su trasformación en carnes. ¿Qué opina de la propuesta de hacer “cortes baratos” para el mercado local? En forma principista diría que no soy proclive a la intervención del mercado con ninguna medida que arranca como un bálsamo y termina convirtiéndose en arsénico. Basta recordar que ocurrió con el programa de “carne para todos”, que terminó en “carne para ninguno” luego de perder 10 millones de cabezas del stock. Dicho esto, creo que en circunstancias puntuales y seriamente manejado puede contribuir a resolver emergencias, como a las que apunta el programa de la tarjeta Alimentar u otros esquemas que permitan cubrir el segmento más desprotegido de la sociedad. En cualquier caso, lo importante es que sea con equilibrio y sin afectar la competitividad de la cadena.