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Entrevista

“El conocimiento global de la actividad que tiene el consignatario es muy valorado por el productor”

06-07-2020

“El conocimiento global de la actividad que tiene el consignatario es muy valorado por el productor”

Eduardo Crouzel, Gerente del Centro de Consignatarios de Productos del País (CCPP), nos cuenta cómo nació la actividad consignataria en la Argentina y desarrolla su evolución a través de los años. La importancia que cobró esta figura en el negocio ganadero y su contribución al proceso de formación de precios. Además, expone cómo trabaja el Centro en el marco de la pandemia, para acompañar a un sector que sigue más activo que nunca.

¿Cuándo y cómo surgió la figura del Consignatario? La figura del consignatario surgió como una imperiosa necesidad de optimizar la operatoria comercial del productor. Es quien efectúa las ventas a nombre propio, pero como mandatario de aquel. Resultaba entonces una conveniente extensión administrativa del hombre de campo, que favorecía el ordenamiento de toda la documentación vinculada a su actividad. La actividad tal como la conocemos hoy, data de 1850. Anteriormente había almacenes de ramos generales o comerciantes que trasladaban productos desde el interior a la capital para ser exportados. En sus comienzos era más importante la venta de cueros y lana que de animales vacunos en sí. La del consignatario fue una de las primeras figuras legisladas en el Código del Comercio. Se transformó en una pieza clave, el nexo entre la gente del campo y el comercio en la capital. Al estar a cientos de kilómetros, muchos productores le confiaban su hacienda al consignatario, para que obtuviera el mejor el precio. En un momento, estos actuaron como verdaderos “bancos” que, a través de las famosas “libretas de giros”, ayudaron a muchos productores e incluso les financiaron compras de campos. Además, colaboraron con la colonización del país. Hubo casas consignatarias que compraron grandes extensiones de tierras y luego trajeron los colonos, como hizo por ejemplo Tomás Devoto en la provincia de La Pampa. (Estancias y Colonias Trenel) ¿Cuándo surgió el Mercado de Liniers que hoy conocemos? Dentro de la actividad principal del consignatario, que hoy es la venta de hacienda vacuna, hubo distintos mercados. El primero estuvo en Parque Patricios. Luego, cuando la actividad creció, se trasladó al actual Mercado de Liniers, inaugurado en 1901. En principio el lugar funcionaba como matadero, y luego empezó a operar como mercado. La hacienda llegaba por ferrocarril o arreo con los famosos reseros, y ahí mismo se faenaba. Después se erigió el frigorífico Lisandro de la Torre, hasta que en los años 80´ se prohibió la faena dentro la capital federal (excepto para los frigoríficos que solo procesan la carne) y se demolió. ¿Qué rol cumple hoy el Centro de Consignatarios y cómo fue evolucionando en el tiempo? Las primeras casas consignatarias eran emprendimientos individuales. A partir del crecimiento comercial del país, se generó la necesidad de organizar una entidad de empresarios que tuviera la fuerza necesaria para defender el sector. Resultaba crucial generar políticas que permitieran continuar con el libre comercio. Así fue como un grupo de casas fundó el Centro de Consignatarios de Productos del País, en 1912, y la actividad cobró mayor relevancia. Hoy nuestro rol principal es interactuar con todos los órganos, tanto públicos como privados, para defender tanto a la actividad, como a los productores. Ya llevamos más de 100 años de trabajo sostenido con esa misión. ¿Qué otras actividades realiza el Centro de Consignatarios? También fuimos precursores en el tema de Buenas Prácticas Ganaderas. En un principio existían la comisión de Buenas Prácticas Agrícolas, que funcionaba en la Bolsa de Cereales y les propusimos funcionar en conjunto. Entonces se creó una exclusiva de ganadería, con el Centro de Consignatarios como coordinador, y la participación activa de 36 entidades nacionales y provinciales de todo el país. En junio del año pasado, en el marco de la Exposición Rural de Palermo, presentamos la Guía de Buenas Prácticas Ganaderas. Hoy los consumidores necesitan asegurarse el cumplimiento de las normas que garanticen la inocuidad de los alimentos. Asimismo, que no haya animales golpeados o maltratados durante su traslado. Actualmente el Bienestar Animal está pensado como una pieza fundamental para el acceso de nuestras carnes a los distintos destinos del mundo, por lo que seguimos trabajando el tema mediante encuentros virtuales. Además, participamos de una comisión de Medio Ambiente que trata sobre la absorción de la huella de carbono. Al campo siempre se lo culpó de ser contaminante por la emisión de gas metano que producen los rumiantes. Hoy, con el mismo rodeo que había antes de la pandemia, la vista satelital muestra que la contaminación mejoró, lo que permite cuestionar esta versión. Finalmente, participamos como Coordinadores en Seguridad Rural, desde la Mesa para la Prevención de los delitos Rurales. ¿Qué beneficios implica realizar una operación a través de una casa consignataria? Como representante del productor y, también, por su figura legal, el consignatario es el responsable de las operaciones en las que participa. Si un comprador se atrasa con el pago o directamente no paga, el consignatario responde con su patrimonio ante el productor. Siempre tiene que cumplir con los plazos pactados por su cliente. Por eso solo algunas Casas tan antiguas han podido sortear los momentos difíciles y las diversas crisis económicas del país. Su “expertise” abarca la actividad diaria del productor, un vasto conocimiento de la hacienda y también el conocimiento de los compradores a quiénes les vende, eligiendo al mejor postor para el producto ofrecido. Este conocimiento de los compradores resulta clave para saber adónde colocar la hacienda, y garantizarle al productor la mejor defensa de sus remisiones. ¿Cree que el rol del consignatario es valorado o muchas veces se subestima? Si bien los productores argentinos tienen distintas opciones posibles de venta, el consignatario ha mantenido históricamente su presencia comercial. Su participación sostenida en el orden del 60% del total de las operaciones, demuestra la importancia de la actividad. Dentro de la comisión que percibe el consignatario, está incluida la garantía que respalda que al productor le paguen. El consignatario puede venderle a productores, a frigoríficos o generar operaciones entre productores. Es un empresario que tiene acceso a todos los medios, y ha adquirido un conocimiento global de la actividad. Muchos incluso son productores y saben cómo trabaja la industria frigorífica, la venta de menudencias, etc. Por eso su conocimiento y asesoramiento son tan valorados. El establecimiento que busca ahorrarse los costos inherentes a la actividad consignataria y opta por vender directamente se acuerda del consignatario el día que el comprador no le paga. ¿Cómo participa el consignatario en el proceso de formación de precios? En este tema, al posibilitar la concurrencia de todos los operadores, la participación del consignatario resulta estratégica. El consignatario es federal, trabaja en todo el país: hay remates en el norte, en el sur, en el oeste, por todos lados. Esto abre un espectro de demanda que favorece una mejor formación del precio. Así, una función central de la actividad consignataria es la formación de precios. A diferencia de lo que ocurre en otros países del mundo, en la Argentina la demanda está atomizada y se defiende mejor la hacienda. En esa puja por llevarse el lote que precisa, se busca el mejor precio y, de esa manera, se generan los valores de referencia. ¿Qué lugar ocupa la casa Santamarina e Hijos dentro del grupo de los consignatarios? ¿Cómo es su participación en el centro? Siempre que me invitan a disertar sobre la figura del consignatario cuento la historia de don Ramón Santamarina, como ejemplo del compromiso que tenían con el productor agropecuario los precursores de nuestra actividad. La casa de Santamarina e Hijos es parte del Centro desde su fundación e incluso ha participado del directorio (que tiene amplia rotación de miembros). Con 130 años, es de las casas más antiguas que participan de la actividad consignataria en el país. La representación en su directorio ha pasado de generación en generación, lo que favoreció la persistencia de sus valores, conocimientos y tradición. El compromiso de la Casa, reflejado en esa forma tan correcta y personal con la que operan sus directivos, la ubica dentro de las firmas más serias y de mayor prestigio de la actividad. Los clientes la siguen eligiendo, porque se encuentran con los dueños a las 05:30 de la mañana en Liniers, luego en las oficinas del centro y también en los campos revisando la hacienda. ¿Qué opina de los remates online? ¿Muchos aún prefieren la actividad presencial? La actividad se ha aggiornado a todo lo nuevo, como los remates online, que comenzaron en zonas donde resultaban complicados los traslados de la hacienda. Primero se hicieron televisados y luego surgió Internet como una opción más económica. Oportunamente, tratando de ser creativos y para propiciar nuevas modalidades que optimicen el negocio para todas las partes, este Centro colaboró en el desarrollo de una alternativa de ventas por internet que llamamos ILiniers. Si bien a partir de la pandemia lo virtual creció, creo que seguiremos teniendo remates físicos por dos motivos importantes. Por un lado, porque son parte de nuestra tradición. Es el momento en que el ganadero se encuentra con sus vecinos, compara la hacienda, conversa y, a la vez, se relaciona con los martilleros y dueños de las casas que participan de los remates. Toda esta información y el momento compartido son muy valorados. Por otro lado, el mercado físico es el referente real de los valores. Esto es distinto en países como Brasil, donde no existe la figura del consignatario, y están atados a una industria concentrada en pocas empresas. O en Estados Unidos, donde tres empresas manejan el 80% de la faena del país. Vender a un frigorífico, vender en una feria, vender en un mercado local o vender por internet o por televisión; ningún formato reemplazará al otro, todos se complementan. La actividad seguirá creciendo y el Mercado de Liniers se mudará a Cañuelas hacia fin de año. El modo presencial seguirá funcionando y conviviendo con todas las nuevas estrategias que surjan. ¿Cómo cree que está transitando el sector estos momentos de Pandemia? ¿Podría estar afectada la faena futura? De ninguna manera. Porque desde el primer momento nuestro sector fue considerado como actividad esencial. El Gobierno Nacional quiere que la gente esté abastecida de carne. El Mercado de Liniers es el principal abastecedor de Capital y Gran Buenos Aires. Además, ahora con la pandemia cerró la venta física de muchos remates-feria cercanos a la capital y, en consecuencia, llega más hacienda a Liniers. El mercado constituye un eslabón muy importante de abastecimiento de carne para toda la población. El gobierno permitió que los frigoríficos operen normalmente, y por suerte casi no hubo casos de COVID-19. Si bien hay preocupación por el potencial pico, hay muy pocos casos en el sector. La faena de consumo de capital y GBA están a un radio de 35 km de la capital. Han seguido operando normalmente con los cual se mantuvieron los niveles de faena, no hubo liquidación ni nada por el estilo. Toda la gente que se desempeña el sector sigue trabajando normalmente. ¿Qué le falta al sector para seguir evolucionando? Con respecto a la producción, lo más importante es lograr una mejora en el rendimiento de carne por hectárea, para no tener que pensar necesariamente en una suba de stock. Eso se logra principalmente mejorando la primera parte del eslabón, que es la cría. La cría es la “fábrica de los terneros”. Cuando uno tiene mejores resultados de preñez y de parición, aumentando los porcentajes actuales que son bajos a nivel nacional, sube la producción significativamente. La cría, con el mismo rodeo, se aumenta mejorando los porcentajes de preñez, parición y destete. La otra alternativa es producir más kilos de carne por hectárea, pero siempre teniendo en consideración que no se puede llevar a un animal a un kilaje ilimitado. Se han difundido varios trabajos técnicos en los que se puede cuantificar los niveles de incremento en la producción con distintos escenarios cuando se mejoran estos índices. Hay que aplicarle tecnología al campo, como ya venimos haciendo. El tema de ser libres de vaca loca y libres de aftosa con vacunación es una gran evolución. Si le das de comer bien a la vaca y tenés buenos toros, con la sanidad que corresponde, podremos pasar de un promedio de 60/63% de destete a un 80%. El hecho de no tener que aumentar el rodeo permite una producción atomizada aprovechando mejor las características de los establecimientos. Se está trabajando en eso porque al productor le conviene, es un tema de rentabilidad.

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