Ganadería
Habrá que agregar mayor cantidad de kilos en el engorde, se necesitarán más días de uso de corral y aumentará la demanda de fibra y subproductos industriales que escasean por la sequía.
La sequía le viene pegando muy duro a los criadores. Con el tercer año consecutivo de Niña, los campos naturales bajaron su producción y las pasturas no dan más. Eso repercutió en el estado corporal de las vacas y por ende, en su preñez. Los primeros tactos de la temporada en la Cuenca del Salado no son alentadores. En esta importante zona productora de teneros las incipientes lluvias de marzo fueron insuficientes y muy erráticas. Esto generará un porcentaje de destete muy bajo en el año 2024, con gran faltante de terneros.
Sin embargo, la situación urgente es mucho más angustiante. La invernada de este año está saliendo muy rápido de los campos. De enero a marzo, los campos de cría vendieron o transfirieron un 18 a 36% más de invernada que los mismos meses de 2022. Esto conduce a un cuello de botella con la lógica sobreoferta de terneros y una caída abrupta -a precios constante- del valor del ternero. Comparado con el otoño de 2022, el precio del ternero aumentó solo un 50% con una inflación que ronda el 100%. Sumado a esto, para atraer compradores de terneros a las ferias, los plazos de pago se han alargado, por lo que el verdadero precio a cobrar con tremenda inflación, es aún mucho peor.
La falta de pasto durante la lactancia de las vacas de cría, también llevó a que los pesos de venta de invernada, y su estatus sanitario y nutricional, no sea el adecuado. Lo más evidente, es una reducción de los pesos de destete de entre 30 a 100 kg de peso vivo. Lo que achica el volumen de kilos facturados por el criador. Pero además, genera un problema en la cadena de producción. Si bien los feedlots que se dedican al engorde de esta hacienda están en pleno llenado debido al menor precio de compra y condiciones comerciales, se encuentran con la necesidad de agregar una mayor cantidad de kilos. Esto no solo agregará días de uso corral al sistema de engorde, sino que además implica una mayor demanda de fibra (silaje, heno, etc.) y subproductos industriales (gluten feed, cascarilla de soja), los que no abundan por efecto de la sequía. O más bien, son muy escasos en volumen y costosos en el contexto actual, llevando a un incremento del kilo de carne producido en el engorde y un posible exceso de engrasamiento de la media res si no se maneja nutricionalmente en forma adecuada.
El sufrimiento de los terneros por la falta de comida en los sistemas de cría, se ve acentuado por el estrés de la comercialización. La gran concentración de animales recién destetados de bajo peso en las ferias de invernada, los viajes, y el nuevo destino de los mismos, no mejoran esa situación. Hay suficiente evidencia científica sobre cómo estos factores de manejo causan estrés, llevando a una fuerte inmunosupresión. Si a esto se le agrega el clima otoñal con amplias variaciones de temperatura entre el día y la noche, y la humedad de las primeras lluvias; la aparición de problemas sanitarios infecciosos será otro problema más. Ya se están diagnosticando en forma anticipada las neumonías que normalmente vemos en los meses más invernales.
Las perspectivas de corto plazo no son muy alentadoras ya que hay muchos más terneros por salir y los feedlot están casi llenos. Con un porcentaje de ocupación en los meses de febrero y marzo de los más alto de los últimos años. Las pasturas que se degradaron por los tres años de sequía no se pudieron reponer este otoño. Los rollos brillan por su ausencia y son muy pocos los afortunados que pudieron confeccionar los silaje de maíz o sorgo. Por lo que los verdeos de invierno son la única expectativa de pasto en los próximos meses.
En este complicado contexto, aquel que haya sido bendecido por las primeras lluvias de marzo y pueda retener parte de esos terneros, disfrutará de mejores precios por falta de los mismo a la salida del invierno e inicio de primavera. Pero para eso falta mucho tiempo y no es suficiente. A este deberá agregarle un adecuado manejo sanitario para reducir el impacto del estrés y minimizar las pérdidas económicas que conlleva. Y por sobre todas las cosas, una adecuada planificación en base a los recursos disponible será fundamental para poder atravesar este año post Niña.
Por M.V. M. SC. Mariano Peralta, asesor técnico de Vetifarma.
2023-04-10