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La ganadería en campos agrícolas, además de ser posible, es rentable y sustentable
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  • La ganadería en campos agrícolas, además de ser posible, es rentable y sustentable

  • En una jornada del IPCVA en Tres Arroyos, se mostró como un establecimiento con una historia productiva mayormente agrícola incorporó la producción pecuaria.

    El Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) realizó su segunda jornada a campo del año. Fue en el Establecimiento La Paz, ubicado en el Partido de Tres Arroyos, Buenos Aires.

    Enunciado como pregunta - “¿Ganadería en campos agrícolas?”- el lema de la jornada fue respondido afirmativamente. Tanto por quienes presentaron un establecimiento con 35 años de historia productiva exclusivamente agrícola, donde una familia que allí vive comenzó hace 6 a introducir sus primeras vaquillonas, como por los especialistas, quienes reafirmaron con sus presentaciones técnicas las ventajas que marcan el resurgimiento de los sistemas mixtos de producción.

    Pablo Labrunée, su esposa Emilce, y sus hijos Juan Pablo y Natalia siempre vivieron en el campo, y se dedicaron al trabajo rural. La actividad principal fue la agricultura, entre campos propios y alquilados.

    En 2016, decidieron sumar ganadería y comenzar con un proyecto que fue creciendo, incorporando pasturas perennes a las rotaciones entre agricultura y ganadería, una característica constante de La Paz, que tiene 360 ha de campo de aptitud agrícola con producción mixta. De ese total, la superficie destinada a la ganadería es de 255 ha; de las cuales 110 ha son pasturas, 105, verdeos y 40, campo natural.

    Realizan ciclo completo con cría e invernada, esta última dependiendo de las características del año. Actualmente cuentan con 350 vientres gestantes, 120 terneras en recría y 7 toros. La carga animal es de 1,85 cabezas/ha.

    El MV Emiliano Zapico, uno de los asesores de La Paz, explicó que “las vaquillonas tienen servicio en primavera, estacionado de 3 meses, entre el 15 de septiembre y el 15 de diciembre, con inseminación a tiempo fijo (IATF), desde hace 3 años”. Luego realizan el repaso con toros. “En la última temporada de servicio, aplicando IATF, el índice de preñez fue 65% en vaquillonas y 70% en vacas, y la preñez final fue 95%”, precisó.

    Generalmente los terneros se destetan en febrero o marzo, con un peso promedio de 210 kg. Luego pasan a pasturas, donde son recriados hasta los 260 kg, y finalmente se encierran en lotes con silos de autoconsumo, hasta lograr un peso de faena de 360 kg.

    “Las pérdidas de rodeo son muy bajas. El último año se logró 96,5% de terneros destetados sobre el total de vientres gestantes. Y en la recría del año pasado se perdieron solo 8 animales, lo que representa 97% de animales terminados a faena. El índice de animales logrados sobre la base de vientres gestantes es del 94,5%”, precisó Zapico.

    Eficiencia agrícola y forrajera
    El Ing. Agr. Pablo Errazu, asesor del área agronómica y forrajera de La Paz, explicó que “la empresa tiene una gran impronta agrícola, al trabajar también campos alquilados, lo que le da la mentalidad de producir el máximo en granos, para pagar esos arrendamientos, criterio que se traslada a la producción forrajera”.

    Hacen ganadería en un ambiente de muy alto potencial agrícola. De la superficie del establecimiento, solo 2% corresponde a ambientes anegables con pasturas de baja calidad. El 80% del campo tiene suelos de aptitud netamente agrícola de alta productividad, sin limitantes de tosca, con niveles de materia orgánica de 3 a 3,2%, y de fósforo de 7 a 8% En las 120 ha de campo propio hay pasturas perennes. En las restantes 240 ha alquiladas se rotan cultivos de cosecha fina y gruesa, y algunos de segunda, siempre pensando las rotaciones en función de la ganadería. “La base es tener 200 ha de agricultura rotando con fina (cebada o trigo) y gruesa. Y la soja y otros cultivos de segunda (maíz, pensando en el grano para el engorde del ganado) se fueron dejando de lado pensando más en los verdeos”, explicó.

    Otro objetivo de La Paz es tener 300 vientres más la reposición. Usar los rastrojos haciendo rollos o por pastoreo directo y tener pasturas perennes, con base de leguminosas, y pasturas anuales o verdeos en las áreas agrícolas para rotar.

    Procesos y superficies
    Sobre los resultados positivos de los sistemas mixtos, como el que se desarrolla en La Paz, y las ventajas que la ganadería aporta a la diversidad y sustentabilidad de la producción agroalimentaria, disertó el Ing. Agr. José Lizzi, asesor privado especialista en manejo de sistemas pastoriles Se refirió a los procesos de agriculturización y ganaderización de la actividad agropecuaria en la Argentina en las últimas décadas. Precisó que, entre 1999 y 2015 ,se pasó de 27,04 a 59,68 millones de ha ocupadas por pasturas de loma y bosque nativo a la producción extensiva de granos, motivadas, por la gran demanda asiática de carnes y la difusión del sistema de siembra directa, en el contexto macroeconómico y de políticas sectoriales aplicadas en el país.

    “Este incremento de la superficie agrícola se realizó a expensas de superficie ganadera de alto potencial productivo. Por otro lado, el contexto del negocio ganadero en el mismo período no fue nada favorable, debido a una mala combinación de sequías e intervención de mercados”, señaló.

    Agregó que “el modelo agrícola del país, basado en la siembra directa con foco en la economía del agua y cultivos de verano empezó a mostrar señales de agotamiento y que en la zona núcleo agrícola del país se incrementó la recurrencia y severidad de inundaciones, aún con precipitaciones en descenso. Esta problemática condujo a un nuevo paradigma: los cultivos de servicio, para cuyo aprovechamiento se incorpora la ganadería.

    Más diversidad, más rentabilidad
    Lizzi precisó que, con al sumar la ganadería a los planteos agrícolas, la rentabilidad se incrementó en la medida que los sistemas se volvieron más diversos, provocando como consecuencia una mayor estabilidad en sus resultados económicos.

    Ubicándose en Tres Arroyos, donde se realizó la jornada del IPCVA, señaló que “los sistemas mixtos del sur bonaerense presentan una baja profundidad efectiva de los suelos por la presencia de tosca, lo que determina una baja capacidad de almacenamiento de agua y nutrientes, además de bajas temperaturas que condicionan las siembras de cultivo de verano y especialmente los de segunda”.

    Agregó que las rotaciones agrícolas puras sumadas a los sistemas mixtos agrícola-ganaderos y a los verdeos de invierno producen entre 200 y 400 kg/ha de carne. Y que los verdeos de invierno proveen servicios ecosistémicos al mantener una cubierta verde haciendo fotosíntesis, secuestrando carbono y recirculando nutrientes. Además, su implantación mejora y hace menos costoso el control de malezas.

    “Incluir pasturas en la rotación genera incrementos en el carbono orgánico y en el nitrógeno orgánico y total, además de representar una ganancia neta de secuestro de carbono, que tiene implicancias en toda la actividad biológica, en los nutrientes de ciclo orgánico, en la porosidad y en la capacidad de retención de agua del suelo”, destacó.

    Por otra parte, Lizzi explicó que sumar a las pasturas al ciclo de rotaciones rompe el ciclo de resistencia de las malezas a distintos principios activos de herbicidas, ya que los cultivos forrajeros compiten con las especies silvestres y el efecto directo es la disminución del uso de agroquímicos en hasta 20%, con una mayor reducción de la toxicidad de las aplicaciones.

    “La producción de carne sobre pasturas perennes bien manejadas en la región está en un rango de 500 a 750 kg/ha/año. Esa producción de carne representa hoy el mismo ingreso que un trigo de 7 t/ha de rendimiento, con mayor estabilidad”, precisó.

    Producir alimentos
    Por último, Lizzi resaltó que “el mundo está debatiendo y cuestionando nuestra forma de producir alimentos, el uso (y abuso) de agroquímicos, el uso de antibióticos para la producción de carne, las emisiones de gases de efecto invernadero (GEIs), pero sobre todo la eficiencia trófica de las cadenas productivas y de las cadenas de valor globales”.

    La tendencia es orientar cada vez más los sistemas agrícolas a la producción de alimentos y no de granos forrajeros o industriales bajo el concepto de “feed” (alimento para animales/forraje) versus “food” (comida). “Pese a las críticas ambientales, ciertamente poco fundadas, por las emisiones de metano entérico, la ganadería ya sea de carne o leche produce alimentos de alto valor biológico”, precisó.

    Lizzi concluyó su presentación señalando que “existe mucha evidencia de que los sistemas mixtos son más sustentables y rentables que los sistemas agrícolas puros, en especial en zonas agrícolas con potencial intermedio”.

    Al respecto señaló que los resultados son auspiciosos en varias dimensiones: en lo económico, en el uso de la tierra, en su impacto ambiental favorable, en la oferta directa de alimentos y en otros aspectos en que “todavía se puede mejorar mucho más”.

    “Para ello -argumentó- uno de los principales desafíos será la gestión del negocio, medir y aprender de forma permanente. Tenemos el gran desafío de producir alimentos para un mundo que no para de demandarlos, haciéndolo con mayor eficiencia y cuidando el ambiente. Tenemos el desafío de revertir el cambio climático y para ello maximizar la fotosíntesis total del sistema y para lograrlo no podemos pensar en barbechos de 9 meses. Sin duda, la implementación de sistemas mixtos eficientes y productivos son hoy la mejor alternativa para lograrlo”, sostuvo Lizzi.

    Fuente: https://www.clarin.com/rural/ganaderia-campos-agricolas-ademas-posible-rentable-sustentable_0_lu2TMYTVLT.html

  • 2022-06-21

  • santamarina.com.ar