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La familia de ganaderos que se anima al ciclo completo y a la intensificación en el norte santafesino
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  • La familia de ganaderos que se anima al ciclo completo y a la intensificación en el norte santafesino

  • Los Berli, padre Horacio, e hijos Matías y Juan, logran novillos pesados de exportación y livianos para el mercado interno en una zona típicamente de cría de muchas deficiencias.

    La intensificación ganadera en zonas marginales como el NEA requieren de inteligencia, mucha organización y tecnologías. En términos deportivos, podría decirse que, en estas regiones, para encarar algo así, el mejor ataque es una buena defensa. Hay que conocer las limitaciones, y pertrecharse bien, para reducir el margen de error y, por ende, su impacto para salir lo más airoso posible en los años malos que incluyen variabilidad climática, dificultades ambientales y, claro, vaivenes económicos.


    Teniendo en claro estos preceptos, en Reconquista, el norte de Santa Fe, la familia Berli se animó hace unos años a intensificar incorporando tecnologías que van desde el tacto hasta la inseminación, con entores y destetes hiperprecoces. Así lograron llevar la producción a un ciclo completo que puede terminar con novillos rápido para el mercado doméstico o pesado para exportación. Un dato grafica lo difícil de la “jugada”: El 90% del campo es monte pajonal y cañada. Sólo el 10% del campo tiene aptitud agrícola, y esos campos que destinan a producir el alimento, incluso, algunos son inundables.

    “El Mainumbí”, así se llama el campo que Horacio Berli heredó de sus abuelos, está a 50 kilómetros de la ciudad de Reconquista, sobre la Ruta 31. Actualmente, Berli lo explota junto a su mujer y dos de sus tres hijos: Matías y Juan, que hicieron la primaria en una escuela rural, luego la secundaria en la Escuela de Familia Agrícola (EFA) y estudiaron Administración Rural en la UTN de Reconquista.

    Cada cual atiende su juego. Matías, que es el mayor, vive en el campo y se encarga de la parte ganadera. Juan, de la parte agrícola. Ambos están en la gerencia administrativa. También hacen servicio de embolsado de granos húmedos.

    Trabajan unas 1000 hectáreas propias y 1500 arrendadas (a un hermano y un tío de Héctor). Y recientemente, después de varios años, lograron comparar otras 200 hectáreas a 4 kilómetros de “El Manumbí” pero aún no están productivas. Tienen 650 vientres y unos 500 novillos.

    Heterogeneidad ambiental
    Carlos Dimundo, del CREA y de la Facultad de Esperanza, Santa Fe, se refirió a algunas cuestiones sobre la intensificación en esta zona de cuña boscosa santafesina donde está enclavado “El Mainumbí”.

    “Predomina el bosque mixto denso, con quebrachal, algarrobal, pajonales y esteros, y la topografía es bastante plana, lo que asociado a la salinidad del suelo y una estructura arcillosa y de materiales finos hace que estén anegadas durante varios meses”, contó Dimundo. Y agregó: “En cuanto al clima, hay una estacionalidad muy marcada y las precipitaciones, aunque pueden mantenerse en el promedio de un año a otro, pueden cambiar en el momento en el que se dan, lo que obliga a hacer replanteos, por ejemplo, si la primavera llega más tarde de lo habitual”.

    “Se sufre más cuando no se tiene un buen verano que cuando los inviernos son con falta de agua, porque estos últimos son más esperables, en cambio, un verano sin lluvia nos complica la producción de alimento de todo el invierno”, afirmó Dimundo.

    Producción ganadera
    “Como saben, el último año las lluvias no nos han acompañado en esta zona, lo que nos hace renegar bastante para llevar adelante la explotación”, contó Berli, que tiene rodeos braford en cruzas 3/8 y media sangre. Agregan algo de angus para dar facilidad de parto.

    En lo que respecta a los servicios y destetes, hacen un servicio de 15 meses, del 1 de noviembre al 10 de enero. “Se hace inseminación, y se hace destete hiperprecoz, porque sin este recurso es imposible que la vaca llegue con una condición apta para ser preñada nuevamente”, relató Berli. La recría es en base pastoril.

    Según explicó Matías Berli, durante la primer jornada del año del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), el destete hiperprecoz se le hace a vaquillonas de servicio de 15 meses, vaca de segundo servicio y vaca de rodeo general con condición corporal menor a 3.

    Para tal fin tiene un corral redondo, con buena altura, sombra y agua limpia, que esta cercano al casco “porque requiere mucha atención”. “Pasan de lactantes a rumiantes en un corto periodo, le destinamos lo mejor que tenemos, una alfalfa, avena o campo natural reservado donde salen a comer en forma horaria, hacemos lectura de bosta y vamos cumpliendo con un plan sanitario, así logramos ganancias de 700/800 gramos/día”, contó Matías Berli.

    Se suplementa al 1,5% del peso vivo con grano de maíz, expeller de soja primero, de girasol después y un núcleo proteico. Así, llegan a marzo/abril con 150 o 160 kilos y pueden juntarlos con los terneros de destete convencional.

    Juan Berli, encargado agrícola contó que estiman que el sorgo pangare que usan en los terneros de destete hiperprecoz tienen una producción de 30.000 a 35.000 kilos por hectárea de materia verde. “Pastorean durante el dia, en parcelas de 1/4 de hectárea, donde se largan aproximadamente 290 terneros de entre 120 y 140 kilos”, contó Juan.

    Para el rodeo general, tanto de segunda y tercera parición, tienen un servicio de 90 días. Con todo, logran un índice de preñez que promedia el 90%. Los destetes, además del hiperprecoz, se arman en tres lotes: marzo, abril y mayo.

    “Manejamos tres rodeos dentro de la explotación en el primer invierno y esos terneros a base de pasto y de una pequeña suplementación del 1,2% del peso vivo se hace la recría el primer invierno que son alrededor de 120-150 días hasta que después llega la primavera”, contó Berli. Y agregó: “El objetivo de ésto es que el animal gane peso siguiendo la curva de crecimiento que tiene el animal, no se sacrifica ni peso, ni músculo ni estructura”.

    En el campo, el primer invierno, tienen ganancias de 500 gramos por día que para la zona es bueno. “El segundo invierno hacemos una terminación de ese novillo, si los números cierran para vender un novillo pesado de exportación se lo encierra 45-60 días y se termina de agosto a octubre con 500 kilos, si no, se vende más liviano al mercado interno”, explicó Horacio Berli.

    Evolución tecnológica
    Parte de la información con la que se manejan los Berli es producto de la afinidad que tienen con el Inta Reconquista, Inta Las Toscas e Inta Colonia Benítez, además de todo lo que comparten con los Grupos CREA del Norte de Santa Fe, que son seis grupos con 46 empresas en las cuales se explotan 170.000 hectáreas, un 60% de campos que hacen cría, un 30% ganaderas-agrícolas y sólo un 10% que es agrícola pura.

    En “El Mainumbí” la incorporación de tecnologías fue paulatina. “Arrancamos cuando entramos en CREA haciendo tactos, parece mentira, porque es una cosa sencilla y práctica que no hacíamos, después hicimos divisorias de potreros, mejoramiento genético, el servicio de la vaquilla que era a los 3 años lo acortamos a 18 meses, implementamos un buen plan sanitario, tomamos registros y empezamos a mejorar la recría”, enumeró Berli. Y agregó: “Luego vino el destete anticipado, la terminación de novillos a corral, incorporamos forrajeras megatérmicas, nos capacitamos nosotros y capacitamos al personal, entre otras cosas”.

    Ya pisando el año 2000, el hecho de tener buenas preñeces hizo que empezaran ba ver muchas pérdidas, mermas, por lo que hicieron un relevamiento de las causas, y empezaron a confeccionar rollos de megatérmicas, sumaron los silos de autoconsumo, y ajustaron cargas de acuerdo con los presupuestos forrajeros y destete.

    Algunos números del campo
    El Mainumbí tiene información del año 1988. En lo que respecta al porcentaje de preñez, era de 76,8% cuando arrancaron y el último del 2020 marcó 87%. La media de todos estos años ha sido 85,8%. “Creemos que no es fácil en zonas como esta mantener un promedio tan alto durante tanto tiempo”, dijo Berli.

    En cuanto al peso de los terneros fue de 164 kilos promedio entre 2011 a 2020.

    Con un mínimo de 144 y un máximo de 190 kilos. “Los años que sacamos los terneros más livianos es porque se hizo mucha más cantidad de destete hiperprecoz o precoz y los terneros que estaban en el campo estaban más livianos”, explicó el productor.

    En la recría, el objetivo de ganancia de peso vivo el primer invierno es 600 gramos por cabeza por día. “Si esto no se cumple, no llegamos al peso de la vaquilla para el servicio, en el caso del macho, puede tener una menor ganancia porque luego compensa, pero la idea es que no pierda la curva de crecimiento”, repitió Berli.

    El dato de la producción de carne, se divide en dos etapas. Un periodo de 1992 a 2006, donde la producción era de 64 kilos por hectárea y otro de 2007 a 2020 donde la producción media fue de 82,5 kg/ha.

    Finalmente, algunos indicadores económicos con los márgenes brutos. En la cría es de 62 dólares por hectárea, la invernada 76 por hectárea y la rentabilidad del campo es de un promedio del 2,9% incluyendo el valor de la tierra.

    “No hay un camino único, cada sistema tiene que encontrar el suyo, no hay que pensarlo solamente como un aumento de productividad por superficie, porque en seguida tendemos a encerrar, y a veces, intensificar tiene que ver con reconocer los factores limitantes de la producción y tratar de resolverlo con lo que tenemos disponible”, dijo Dimundo, quien también destacó el rol de los recursos humanos en la empresa: “Hay una tecnología organizacional que tiene que ver con los registros, la información y la comunicación y que si funciona bien permite a todos ir ajustando y aprendiendo de los errores”.

    Fuente: https://www.clarin.com/rural/familia-ganaderos-anima-ciclo-completo-intensificacion-norte-santafesino_0_SZJMYCSWU.html

  • 2021-03-01

  • santamarina.com.ar